01. Habla por los profetas

Contaba yo con 12 años cuando a raíz de la película Teresa de Jesús le pregunté a una religiosa: «si usted hubiese sido carmelita, ¿qué apellido se hubiera puesto?». A lo que ella me respondió: «y, si tu fueses carmelita, ¿qué apellido te pondrías?». ¡Ahí pues mañana le contesto. Sin pensarlo demasiado al día siguiente le dije: «del Espíritu Santo». Hacía poco que yo había dicho esto cuando en la portería del colegio se me acerca un sacerdote y me dice: «de aquí a unos años tú te habrás consagrado al Señor». ¿Primera profecía del Espíritu para mí? Sí, y no la última. Desde muy joven he buscado a Dios de mil maneras. Muy pobremente y arrastrándome por el fango del pecado, pero le he buscado. Y lo he hecho a través de todo porque «El Espíritu del Señor llena la tierra» y el Señor dice al profeta que «Invoque al Espíritu de los cuatro vientos» o sea, de todas partes. Una búsqueda suscitada en mi corazón por el mismo Espíritu.

(JPG) Me faltaba medio año para cumplir la mayoría de edad. Y como siempre, buscaba el «qué querría Dios de mí». Su voluntad, que es el camino por el que nos guía su Espíritu Santo. Me encontré con el novio de una amiga mía y después de un rato de paseo le pregunto: ¿cómo^ puedo saber yo qué quiere Dios de mí? Él me respondió «no te preocupes, un día te levantarás por la mañana y verás tu camino con claridad». Olvidada por completo de aquella respuesta tan Ingenua, al incorporarme de la cama un lunes por la mañana vi con la luz del mediodía que Dios me quería carmelita. ¿Otra profecía del Espíritu? Otra.

Siendo religiosa una vez tuvimos un cursillo impartido por una señora que dejó mucho que desear. No entendiendo alguna cuestión bastante grave, al tiempo que subía las escaleras hada el noviciado le dije al Espíritu Santo: «Mira, tú lo iluminas todo, tu eres luz y verdad. Si quieres, dime si es cierto o no lo que dice esta mujer». No habían pasado unos minutos cuando quedé inmóvil en el pasillo y recibí una explicación que imprimió en mi como si fuera fuego la verdad de lo que yo buscaba con rectitud y amor.

Mil detalles de mi vida me confirman su presencia a mi lado. De un modo especial, a través de mi familia, los sacerdotes, mi comunidad y las personas que se dicen no creyentes. Si estoy abierta a Él, es capaz de iluminar mi mente y encender mi corazón con una simple volada de aire, en la lluvia de la tarde, en la sonrisa o dolor de una hermana.

En otra ocasión le pregunté al padre de una amiga mía cómo encontraría yo un director espiritual. Que me dijera lo que le saliera de dentro sin pensarlo mucho. Él, respirando hondo me respondió lo que meses después serla una realidad. Lástima que no supiera que lo que respiró fue al mismo Amor y Conocimiento de Dios. Al Espíritu Santo.