1. Vamos a un lugar solidario

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.CARTA DEL MAESTRO

Querido/a hermano/a:

La gracia y la paz de Dios, mi Padre y vuestro Padre, estén siempre contigo.

¿Quieres aprovechar estos días para acoger esa gracia y alimentarte de esa paz? ¡Lo estás necesitando!

En tu vida ordinaria hay demasiado ruido. Todo eso que alborota fuera de ti: gritos, músicas, imágenes, palabras… Y lo que hierve dentro: los agobios y preocupaciones de cada día (¡cuántas interferencias se cruzan en ese "aparato de radio" que es tu mundo interior!).

Hay también demasiadas prisas. Corres demasiado. A veces conviertes la actividad en activismo, en agitación descontrolada que no te deja sosegar. Con frecuencia me recuerdas a Marta, a quien yo amaba entrañablemente, pero a quien tuve que reprender porque andaba demasiado afanada en tantas cosas…

Sólo una cosa es necesaria. ¿Sabes cuál? Búscala con amor en el retiro de estos días. El silencio te permitirá escuchar con el corazón. Te aseguro que en esa escucha te encontrarás profundamente a ti mismo/a. Encontrarás a tus hermanos. Y, sobre todo, me encontrarás a mí. Y en mí encontrarás al Padre.

Para eso, hermano/a, ven conmigo estos días a un lugar solitario. Te llevaré al desierto y te hablaré al corazón. Luego volveremos juntos al trabajo. Pero dos personas que se quieren -como tú y yo-, necesitan largos tiempos de compañía en soledad para conocerse y para amarse, para entregarse mutuamente sin condiciones. Porque la última razón de nuestra vida es el amor.

LECTURA ORANTE

OSEAS 2, 16-25

Pero yo la atraeré y la guiaré al desierto, donde hablaré a su corazón. Luego le restituiré sus viñas; haré del valle de Acor una puerta de esperanza, y ella me responderá como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. Sí, aquel día -dice el Señor- ella me llamará: «Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío».Yo quitaré de su boca los nombres de los baales, y ella no los volverá a pronunciar. Aquel día haré en su favor un pacto con las bestias salvajes, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; romperé en el país arco, espada y lanza y haré que duerman tranquilos. Entonces me casaré contigo para siempre, me casaré contigo en la justicia y el derecho, en la ternura y el amor; me casaré contigo en la fidelidad, y tú conocerás al Señor. Aquel día -dice el Señor- yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Yezrael. Yo la sembraré para mí en el país, me compadeceré de «No­compadecida» y diré a «No-mi-pueblo»: « Tú eres mi pueblo», y él dirá: «Dios mío».

NOTAS

Este texto del capítulo 2 del libro de Oseas se remonta al siglo VIII antes de Cristo. Habla de la relación entre Dios y el pueblo de Israel a partir de la experiencia que su autor, el profeta Oseas, tuvo en la relación con su mujer Gomer. Es la dramática historia de un amor no correspondido. Oseas amó siempre a su esposa a pesar de que ésta le fue infiel una y otra vez. La actitud del profeta es un símbolo del amor que Dios sigue manteniendo al pueblo de Israel a pesar de sus continuas infidelidades. Después de una primera parte (2,1-15) en la que se acusa a la mujer prostituta y se denuncian sus múltiples pecados, viene esta segunda parte (16-25) en la que el esposo inicia una segunda "seducción" para restaurar la historia de amor. Esta restauración pasa por la experiencia del desierto (en la que hay que aprender a vivir sólo de Dios) y por la superación de toda idolatría.

El texto ilumina también la relación que Dios mantiene con nosotros. Podemos reconocernos en la figura de la esposa infiel. Como ella, muchas veces hemos preferido vivir de espaldas al Señor que nos ama. Hemos sustituido a Dios por ídolos a nuestro alcance: el dinero, el prestigio, la comodidad… Pero esta historia no está perdida. El amor de Dios es siempre más fuerte que cualquier ídolo. Sigue seduciéndonos y, en medio de los ruidos de nuestra vida, nos habla al corazón y nos abre la puerta de la esperanza.

PARA EL CUADERNO

¿Cómo es, Señor, nuestra alianza (por tu parte y por la mía)? ¿Qué significa serte fiel? ¿Qué me está exigiendo en concreto?

PARA LA ORACIÓN DE LA TARDE

-  Elige un texto: Lucas 4,1-13; Éxodo 15,22-27. Lo demás como en la mañana.
-  Al final, es bueno leer de nuevo la carta del Maestro y responderla en el cuaderno