Este es el ayuno que yo quiero: ayuno de violencia, no hacer daño, ser intolerante con la guerra, y resistir viviendo con una devoción apasionada a la palabra hecha carne en la carne de todos los pueblos. Quiero que ayunéis de todo lo que causa falta de respeto, desdén, disensión y desesperanza, arrogancia, humillación, desprecio, y un sentimiento de auto-justificación. Debemos recordar que la palabra enemigo es solo otro nombre para expresar lo que una vez fuimos respecto a Dios, pero ahora hemos sido abrazados en la Pasión, muerte y resurrección de Jesús. La muerte de Jesús es la expresión última y extrema de la paz de la pasión agotada totalmente.
Este es el fundamento de las otras prácticas. Esta es la paz de Cristo, la “pax Christi”. Empieza “negando tu propio yo” (Mc 8) para que no niegues la paz de Cristo, o para que no hagas daño ni ejerzas la violencia contra nadie. En cambio, inclínate delante de los otros, agacha tus rodillas y sirve y da tu vida como rescate por muchos.
Esto es lo que lo que significa ser de los de Jesús, convertirse en discípulo. No prometemos vivir ningún signo de poder, sino bajo el signo de la cruz. Así prometemos practicar el perdón, la amnistía, la reconciliación, la gracia, el amor a nuestros enemigos, el amarnos unos a otros tal como hemos sido amados por Dios en Jesús, vivir cada instante, vivir libres del miedo y del odio, y prometemos no ser violentos ni dañar a nadie en la tierra.
Esta cuaresma se nos invita a rebajar nuestras normas, que originalmente quiere decir bajar nuestros brazos. Las postales con la imagen del reino pacífico de la Navidad deben realizarse en Cuaresma, donde el león y el lobo descansan junto al niño y al cordero, y donde el niño se sienta en la guarida de la serpiente (Is 11, 6-9), el signo de la paz de Dios entre nosotros.
Veamos algunas sugerencias prácticas:
- Orar por aquellos que todavía etiquetas como enemigos;
- Orar por aquellos que insisten en usar la guerra como reacción a los problemas existentes en el mundo o para tratar su sentido de miedo e ira como represalia de las acciones de los otros;
- Uniéndote a Pax Christi USA, el movimiento internacional de la paz de la Iglesia Católica de Estados Unidos;
- Hacer el signo de la cruz y reflexionar sobre el poder de la paz de Cristo.
Caminemos así el camino de la cruz, el camino de la paz y la no-violencia. Y entonces llega la Pascua: “Bajo los cerezos no hay extraños” (Kobayashi Issa), y bajo la cruz no hay enemigos, porque se descubre que todos son amigos de Dios. Oramos para vivir “en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”.
McKenna es escritora, cuentacuentos, predicadora y embajadora de la paz en el movimiento PAX CHRISTI en USA.