¡Qué inmenso es el océano del sufrimiento humano que en cada momento se extiende por toda la tierra! ¿De qué está hecha esta masa? De oscuridad, agujeros, y rechazos. No, dejadme repetirlo, de energía potencial. En el sufrimiento se esconde la fuerza ascendente del mundo de una manera muy intensa. El tema es como liberarlo y cómo darle una consciencia de su significado y potencialidad.
El mundo saltaría hacia Dios si todos los enfermos volviesen su dolor en un deseo común de que el reino de Dios se hiciese realidad a través de la conquista y organización de la tierra. Todos los sufrientes de la tierra juntarían sus sufrimientos para que el dolor del mundo pudiese llegar a ser un gran y único acto de consciencia, de elevación y de unión. ¿No pensáis que esta sería una de la formas más elevadas que el misterioso trabajo de la creación podría traer delante de nuestros ojos?
¿No podría ser precisamente para esto que la creación se completa vista desde la pasión de Jesús? Quizás podemos caer en el peligro de ver en la cruz sólo un sufrimiento individual, sólo un simple acto de expiación. El poder creativo de esa muerte se nos escapa. Si tomamos una perspectiva más amplia, podemos ver que la cruz es el símbolo y lugar de la acción cuya intensidad está más allá de la expresión. Incluso desde el punto de vista mundano, el Jesús crucificado, entendido plenamente, no es rechazado o conquistado. Al contrario es el que lleva el peso y lleva cada vez más alto hacia Dios la marcha universal del progreso. Actuemos como él, para que en nuestro existencia estemos unidos a él”. (El signfinicado y valor positivo del sufmiento”, citado en Human Energy, HarperCollins)
- Teilhard de Chardin (1881-1995) fue un jesuita francés, teólogo, científico y místico.
