3. UNA AVENTURA PELIGROSA

FACTORES DE EXPULSIÓN

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Las causas que activan el proceso migratorio hay que buscarlas en el país de origen mismo. Los países que registran mayor flujo migratorio no son los más pobres, sino los de economía intermedia. En años recientes, estos países han sufrido fuerte empobrecimiento debido al endeudamiento externo y los ajustes estructurales impuestos por el FMI. Las nuevas tecnologías y a la entrada de trasnacionales que han hecho cerrar pequeños negocios familiares. Los sectores nacionales con capacidad económica prefieren colocar sus ganancias en movimientos especulativos del exterior en lugar de arriesgarlos en la producción, con lo que se aumenta la descapitalización del país. El desempleo se incrementa, así como la depauperización del salario. También expulsan emigrados los países afectados por desastres naturales que afectan a los más desprotegidos. Por otra parte, el crecimiento demográfico acompaña a las mejoras sanitarias, y el subempleo no permiten condiciones de vida digna a amplios sectores de la población, los cuales se ven obligados a buscar en otras partes la satisfacción de las necesidades básicas de ellos y de los suyos.

FACTORES DE ATRACCIÓN

La atracción que ejerza el país de destino se deberá a las fuentes de empleo, posibilidades de ahorro para las remesas y condiciones de facilidad y bienestar que ofrezca. La seducción consumista puede estar también presente. A veces se elige un país de tránsito por las facilidades geográficas o políticas de entrada, pues ordinariamente la migración se da por etapas (México para los centroamericanos que pretenden llegar a los Estados Unidos; España e Italia para los africanos que apuntan a otros países de la Unión Europea).

QUIENES SON LOS QUE EMIGRAN

Contra la opinión generalizada, no son los más pobres e incapaces. Se ha comprobado que quienes aspiran a viajar suelen ser adultos jóvenes escolarizados que no encuentran en su localidad condiciones de desarrollo, pero que poseen cualidades de iniciativa, espíritu aventurero, flexibilidad, movilidad, adaptabilidad… es decir, las «fuerzas vivas» del país; aquellos que según el discurso neoliberal serían los mejores candidatos de «empleabilidad». En algunas regiones de tradición migratoria, al alcanzar los 15 o 16 años de edad se considera que para el muchacho ha llegado el momento de seguir los pasos de los demás varones de su comunidad. En años recientes, frente a la «feminización de la pobreza», cada vez son más mujeres las que salen por su cuenta en busca de trabajo. Algunas son "cabeza de familia" monoparental o responsables del sostenimiento de sus padres o abuelos. Las mujeres solteras y que no tienen hijos migran también en busca de empleo para su propio sostenimiento. Se nota que últimamente también los niños que viajan solos, tal vez huyendo del maltrato o presionados por la pobreza.

LA FAMILIA

Con la salida de uno de sus miembros, la familia entera queda desgarrada y vulnerable. Las mujeres que permanecen en su comunidad de origen, facilitan la migración masculina, al ocuparse no sólo de su rol tradicional de velar por el bienestar de los hijos y del funcionamiento del hogar, sino también en actividades productivas remuneradas. Así contribuyen al sostenimiento económico de la familia y de la comunidad.

COSTOS ECONÓMICOS DE LA AVENTURA

Son considerables. Las mafias («coyotes» o «polleros») ofrecen seguridad y en ocasiones garantías de lograr el objetivo. Los guías alegan gastos de transporte, sobornos a las autoridades migratorios, alimentación, hospedaje, etc. Por ejemplo se calcula que el traslado hacia los Estados Unidos para una persona de El Salvador cuesta entre $3000 y $5000 dólares. Se cobra 150 mil francos por un viaje clandestino de Asia a Europa, y en ocasiones son víctima de engaños. La migración legal también resulta muy costosa, incluyendo la visa y derechos de paso. Para hacerse de recursos para el viaje, muchas veces se tiene que vender el patrimonio familiar y adquirir deudas enormes. Actualmente, se ha observado una mayor migración de personas que viajan en condiciones mucho más precarias (viajan de autostop, sin el conocimiento previo de las rutas, sin dinero suficiente para alimentación y durmiendo en cualquier lugar).

EL VIAJE

Suele desarrollarse en condiciones peligrosas. Según el seguimiento de prensa realizado por la red internacional «United for Intercultural Action» en las fronteras de Europa, de 1993 a 2000 se registraron más de 2000 personas muertas: ahogadas en el Estrecho de Gibraltar, muertas de frío en un tren de aterrizaje de un Airbus, arrojadas al mar por «pateras» que huían de los guardacostas, suicidados por habérseles rehusado el asilo, sofocados en lugares cerrados donde fueron «retenidos», etc. Quienes no se involucran con los guías se exponen a otros peligros: desconocen los tramos del camino en donde están expuestos a ser asaltados, o bien las condiciones geográficas y climáticas que ponen en riesgo su vida. Cada año cerca de 400 mexicanos mueren calcinados o deshidratados por la sed al extraviarse por los desiertos fronterizos de Sonora o de Arizona, muchos de los cuales quedan sin identificar. A esto se añaden bandas civiles de granjeros sureños que se dedican a cazar ilegales, secuestrándoles algunos días antes de entregarlos a la policía o incluso, disparándoles en un «deporte» macabro (2).

Mientras se redactaba este folleto, tres guatemaltecos murieron asfixiados por naranjas al desplomarse el doble fondo de un camión que los transportaba (3); cinco magrebíes perecieron asfixiados en condiciones similares, en un camión que transportaba legumbres, en Cádiz, sur de España (4), y 32 marroquíes se ahogaron cerca de las costas de Italia; se encontraron 13 cadáveres en las costas del sur de España, tan sólo con la ropa puesta. En casos semejantes, en que son transportados en cargueros (pateras) que llegan a alguna zona rocosa de las costas de España o del Sur de Italia, el patrón les obliga a llegar a nado hasta la orilla (5). En Douvres, Francia, 58 chinos murieron por asfixia en un camión (6). Al mismo tiempo, muchos cubanos son devorados por los tiburones en balsas que navegan hacia Miami.

ENTRADA EN LA TIERRA DE PROMISIÓN

Entrar en el país de destino constituye toda una Odisea. Para eso, los guías nativos de la comunidad de origen cumplen un servicio importante, dado que hay que burlar a la guardia fronteriza, a la que a veces se les unen grupos armados particulares que los atrapan y entregan a las autoridades migratorias, y peor aún,racistas que practican un nuevo deporte: la cacería de indocumentados.

En primer lugar están las barreras naturales: el río, los ardores del desierto y sus consiguientes bajas temperaturas por la noche; los «in-humanos» añadimos mallas, algunas electrificadas, aparatos de radar, iluminación nocturna como de día, patrullajes constantes y puestos de guardias permanentes; por si fuera poco, se dan los patrullajes en helicóptero, más los perros amaestrados a la vez que drogados para captar traficantes de droga. Ya estan en Texas los "Vigilantes", esa especie de hombre-bestia que toma su arma y tira a matar a quien no parece gringo.» (Lako Pérez, cmf)

EL CALVARIO DE LA DESILUSIÓN

Una vez dentro no termina el Vía Crucis. Se encuentran abandonados, en una cultura extraña, sin conocer la lengua local, ni poder siquiera practicar su religión. Los paisanos y familiares ya instalados suelen brindarles alojamiento momentáneo y contactos para trabajar: a lo largo de los años han formado verdaderas redes que facilitan la migración. Xenofobia.- Muy pronto se enfrentarán al insulto, los malos tratos y al racismo. La población local de bajos recursos piensa que los extranjeros reducen sus niveles de ingreso al trabajar en empleos poco remunerados y obtener beneficios de los programas de asistencia del Estado. Las clases medias los juzgan una carga, a causa de su mayor dinamismo demográfico, o una amenaza para la propia identidad. Al no «asimilarse" a la cultura receptora. Después del 11 de septiembre, en algunas partes se desató una «islamofobia» que considera a los emigrados musulmanes como sospechosos de terroristas. Delincuencia.- También se les considera propensos al crimen. Es cierto que la falta de empleo puede empujarles a actividades ilegales; pero a veces se exagera: en Italia, por ejemplo, hay 1,464,589 extranjeros regulares y 10,600 clandestinos, de los cuales este año fueron arrestados 250 por delitos menores (facilitación de la inmigración clandestina, implicaciones con tráfico de droga y contrabando de tabaco). Estos casos fueron inmediatamente repatriados; pero igual pudieron haber caído en la cárcel, quedando entonces totalmente desamparados, a veces sin posibilidad de traductor para su defensa.

Anomia es aquella situación por la que suelen atravesar, cuando perciben que no son ni de aquí, ni de allá. A veces pierden algunos derechos en su país de origen, como el derecho a voto. En algunas comunidades indígenas tienen que pagar una contribución mensual ($US20 dls), si no quieren perder sus derechos a las tierras comunales, lo que no siempre pueden hacer.

ACTIVIDADES LABORALES

La mano de obra emigrante es apreciada en ciertos sectores económicos, como en algunos cultivos, en ciertas industrias manufactureras, en servicios como restaurantes y lugares de entretenimiento, etc. Ocupan los empleos que los nacionales desdeñan por mal remunerados y con condiciones laborales deficientes.

Hay discriminación laboral por las empresas que la consideran más barata o no les dan los mismos derechos laborales (seguro contra despidos, seguro social, pagos de horas extras, jornadas mayores a las permitidas por ley). A veces los mismos empleadores avisan a las autoridades migratorias para evitar el pago salarial a los ilegales. Hay ocasiones en que su explotación llega a la esclavitud, como las prostitutas: miles de mujeres que llegaron creyendo encontrar el paraíso prometido y luego fueron secuestradas, violadas, torturadas o privadas de papeles. Se vieron trabajando de 15 a 18 horas diarias, los 7 días de la semana, sin salario ni prestaciones.

Las mujeres emigrantes suelen ser empleadas en la industria maquiladora, en el sector de servicios de entretenimiento y en el empleo doméstico.

BENEFICIOS AL PAÍS RECEPTOR

El clima de temor a los emigrantes es una de las causas de la derechización política de Europa: endurecer las restricciones migratorias reporta votos. Estas políticas de los países industrializados son hipócritas. Hablan como si los emigrantes fuesen una carga; pero en realidad se benefician. Enriquecen al país que los recibe con su diversidad cultural y estilos de vida más simples y naturales. Están dispuestos a tomar empleos desagradables, pero necesarios para el funcionamiento de la economía. Dado que la mayoría de los países ricos tienen tasas de crecimiento demográficas descendentes, los nacionales no podrían beneficiarse de las pensiones de las que actualmente gozan si no fuera por los inmigrantes (entre 18 y 65 años de edad). Ellos expanden la base de contribuciones que permite financiarlas.

BENEFICIOS AL PAÍS DE ORIGEN

Gracias a los sacrificios de los emigrados, las remesas enviadas a sus respectivos países de origen no son desdeñables. Se calcula que unos US$71 mil millones de dólares son transferidos hacia el Tercer Mundo por los emigrantes. En 2000, las remesas significaron más del 10% el PIB de algunos países. Tan sólo los filipinos aportaron en el año 2000 seis mil millones de dólares: la mayor «industria» del país. Los mexicanos enviaron diez mil millones de dólares: los mayores ingresos después del petróleo. En países de gran flujo migratorio, una quinta parte de la población que se queda vive de ellos.

REUNIFICACIÓN FAMILIAR

Aunque la residencia -no sin gran trabajo- se haya por fin logrado, el proceso de incorporación a la nueva sociedad todavía requiere de conseguir un trabajo estable y garantías de permanencia. Entonces, la reunificación familiar representará un nuevo objetivo migratorio. Las mujeres y los niños ahora tienen que emigrar para reunirse con sus familiares que ya se encuentran en otro país. Con esto las comunidades mismas de origen llegan a reproducirse en el país de destino.