5. Vivir la Cuaresma de una forma especial

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Durante la Cuaresma, el santo pueblo fiel de Dios acostumbra a entregarse con una mayor piedad y fervor, si cabe, a la preparación para celebrar, con un corazón renovado, las fiestas de Pascua. En muchas de nuestras Iglesias, los viernes de Cuaresma, especialmente, la gente reza el Via Crucis, siguiendo las estaciones que acompañan a Jesús hasta el calvario, uniéndose a su dolor y a su pasión. Es un tiempo de prácticas de piedad y de recogimiento, que nos ayuda a centrar nuestra vida y a vivir con más hondura en estos tiempos en los que el mundo parece caminar muy deprisa. El ayuno, la limosna y la oración son las tradicionales prácticas cuaresmales que acompañan al creyente y estimulan su propia conversión. Es, sin duda, un tiempo especial, un tiempo fuerte.

Pero el papa Francisco quiere que la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida, dice él, «con mayor intensidad, como un momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (MV 17). Y nos invita a meditar con especial atención, durante las semanas de esta Cuaresma jubilar, las páginas de la Sagrada Escritura. La intención no es otra que la de poder «redescubrir así el rostro misericordioso del Padre».

Se trata, sobre todo, de descubrir cómo el Señor es paciente y misericordioso. Lo mismo que lo fue con el pueblo de Israel, lo es con cada uno de nosotros. ¡Cuánta paciencia muestra el Señor con cada uno de nosotros! A veces, ni nos damos cuenta de la paciencia infinita de Dios. Como ha dicho y repetido tantas veces Francisco: «Dios no se cansa nunca de perdonar». Quizá nosotros nos cansamos, nos olvidamos, perdemos con los demás la paciencia, pero Dios no es así. Dios nunca se olvida de su misericordia y sostiene siempre su empeño de amor para con nosotros y para con todos. Dios siempre nos da una nueva oportunidad. No se cansa de nosotros. Él está con nosotros siempre, todos los días hasta el fin del mundo. Es la promesa de la que hemos de hacer siempre memoria. Dios nunca abandona a su pueblo.

La Cuaresma es ese tiempo fuerte y especial, un verdadero tiempo propicio, un Kairós, que nos invita a darnos cuenta de esa paciencia y aceptar el amor y el perdón de Dios en nuestra vida. Este perdón nos renueva, nos recrea, nos regenera, nos hace caminar en una vida nueva.

La Cuaresma es un tiempo, nos ha recordado Francisco, en el que podemos hacer nuestras las palabras del profeta Miqueas y con él repetir:
«Tú, oh Señor, eres un Dios que cancelas la iniquidad y perdonas el pecado, que no mantienes para siempre tu cólera, pues amas la misericordia. Tú, Señor, volverás a compadecerte de nosotros y a tener piedad de tu pueblo. Destruirás nuestras culpas y arrojarás en el fondo del mar todos nuestros pecados» (cf. 7, 18-19).

El tiempo de Cuaresma es un tiempo de oración, ayuno y caridad. Pero es necesario comprender en profundidad lo que ya advirtiera el profeta Isaías:
«Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «Aquí estoy». Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor, tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, «cuyas aguas nunca se agotan” (Is 58, 6-11).

El Papa desea que durante la Cuaresma se incrementen en las diócesis las iniciativas de retiro y oración, en las que la gente también se pueda acercar al sacramento de la Reconciliación. El papa Francisco te propone que participes con intensidad de estas iniciativas, como las 24 horas para el Señor o similares. Sí, ciertamente, el Papa te invita y quiere que este año vivas la Cuaresma con más intensidad, si cabe; que no desaproveches esta gran ocasión dentro del gran marco del Jubileo de la misericordia. Durante la Cuaresma de este año, los pastores, a petición del Papa, invitarán especialmente a los fieles a acercarse «al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia» (Hb 4, 16).