Y toda carne verá la salvación de Dios. Lc. 3,1-6
Comentario
En este segundo domingo se nos presenta el hecho que mueve nuestras vidas desde la fe: la salvación. Y de una manera universal: “toda carne”. Una salvación hecha carne en la historia y en lo concreto del día a día. No solo un acontecimiento final atemporal y difuso, sino una carne, la nuestra, que se planifica como la del mismo Jesús nacido en Belén de Judea para salvación de los seres humanos.
Carne frágil y con las heridas de la vida, pero llamada, conducida a la resurrección por pura gracia amorosa. Y a este amor queremos responder también con amor para los que menos cuentan, para con los menos “amables”, como el mismo Jesús hizo en su vida de bien para tantos.
Oración
Que sepa ver en mi carne Señor
no solo mi propia salvación,
sino la salvación de toda carne.
Que no olvide que todos compartimos
la misma carne,
la que tú asumiste al hacerte uno de nosotros.
Que no olvidemos que los demás
son sacramento de salvación
y tu presencia real
en lo cotidiano extraordinario.
Foto: Miguel Angel Velasco