Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
Porque para Dios nada hay imposible. Lc. 1.26-38
Comentario
En esta segunda semana de adviento nos encontramos con una de las protagonistas de este tiempo (y de tanto otros): María. Ella es la que posibilita el nacimiento del Dios niño que cambia la historia desde dentro. Y lo hace porque María se fía de algo que no nos acabamos de creer: para Dios no hay nada imposible. Nada.
Por eso Belén se puede vestir de fiesta con unos pastores admirados porque nunca contaron para nadie y ahora sí lo hacen. Por eso unos Magos viajan desde muy lejos para admirar la carne de Dios. Por eso María sonríe fiándose de que un ángel (lo veremos más veces) le dirija la Palabra que no suena distante sino entrañable (en sus entrañas) … y todo porque para Dios nada hay imposible
Oración
Gracias María por creer en lo imposible,
gracias porque tu Sí engendra esperanza
de una vez para siempre.
Gracias por seguir siendo testigo
de generosidad confiada,
de entrega dilatada,
de acompañamiento silencioso
y de cuidado infinito.
Foto: Miguel Ángel Velasco