En los últimos diez años la escala de valores de la sociedad española se ha mantenido prácticamente estable. La mayoría seguimos considerando como lo más importante de nuestras vidas gozar de unas buenas relaciones familiares, cuidar la salud y tener muchos amigos y conocidos. Pese a la escasa evolución que ha sufrido nuestro marco ético, los pequeños cambios que se han ido introduciendo en este lapso de tiempo no dejan de ser sorprendentes.
En la última década nos hemos vuelto más tolerantes con prácticas relacionadas con la moral privada pero que tienen consecuencias sociales relevantes como la eutanasia (60%), el aborto (44%), y la aplicación de la pena de muerte (35,8%) —sobre todo entre las generaciones más jóvenes (entre 20 y 34 años)—, pero consideramos inadmisible hábitos hasta hace algunos años cotidianos como por ejemplo fumar en los edificios públicos (53,2%).
Así se desprende del estudio «Valores sociales y drogas 2010», presentado por la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y que tiene por objetivo analizar las escalas de valores sobre las que se asientan los comportamientos y actitudes de los españoles y la evolución que han experimentado en los últimos diez años. Para ello, los cinco expertos en sociología que han participado en este trabajo, realizado en colaboración con la Obra Social Caja Madrid y el Plan Nacional sobre Drogas, han comparado los datos de una encuesta realizada a más 1.200 personas de entre 15 y 64 años de toda España en febrero de 2009 con los de un estudio similar realizado también por la FAD en 2001.
En nuestro ranking, los valores que siempre le hemos reprochado a los jóvenes son los que más han aumentado en valoración. Así, «vivir sin pensar en el mañana»; «arriesgarse por cosas nuevas», «tener muchos amigos» o «disponer de mucho tiempo de ocio» son algunos de los valores que más posición han escalado en la última década y que «están asumiendo personas de todas las edades», señaló el director técnico de la FAD, Eusebio Megías.
El trabajo, más importante
El catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, atribuye este fenómeno a «un cierto proceso de juvenilización» de la sociedad española. «Todo el mundo quiere ser joven, toda la imaginería y la publicidad nos invita a ello. Estos son los valores emergentes que aparecen en el estudio y que están en la sociedad. Solo basta con ver lo que están haciendo las empresas, que colocan a personas jóvenes de cara al mercado y esconden a sus directivos más mayores en sus despachos», señaló.
El empleo es otro de los valores que ha pasado a ocupar un lugar central en la vida de cualquier español, según este estudio. La omnipresencia de la crisis social y económica, explicó Javier Elzo, «ha hecho que el trabajo pase a ser un valor en sí mismo. Ya no es importante porque posibilita el bienestar, la seguridad o el éxito social sino que se ha convertido en el objetivo final a lograr. Es más importante conseguirlo que las cualidades que posea. Si volviéramos a repetir esta encuesta a lo largo de este año veríamos este fenómeno corregido y aumentado».
Pese a la situación de evidente recesión, la mayoría de los encuestados aseguraron estar satisfechos con su vida, con su trabajo e incluso, aunque menos clara, con su situación económica. Un 65% afirmó que cree que su vida es, en mayor o menor medida, mejor de lo que sus expectativas marcaban. En una escala del uno al diez, el nivel de agrado de los españoles con sus relaciones familiares alcanzó el 8,82; con su vida en general, el 7,80, mientras que con su situación económica se situó en 5,93 puntos.
La política y la religión
Como «farolillo rojo» de la lista de valores más aceptados por los españoles se encuentra la política y la religión. El interés por cuestiones religiosas es el único valor que bajó significativamente su puntuación. En concreto, los encuestados le otorgaron una importancia de 3,83 puntos sobre 10 (0, 64 puntos menos que hace diez años), algo que, en opinión de usebio Megías, evidencia «la caída libre que experimenta la religión en la escala de valores de los españoles y que sin duda amerita una reflexión». La política, con un 4,56 untos de media, experimentó por contra un ligero repunte de 0,47 puntos en la última década.
El estudio de todas estas variables —las prioridades a las que la sociedad da importancia, la justificación que da a un determinado comportamiento o los iconos con los que se identifica— ha permitido a este grupo de investigadores establecer cuatro tipos de ciudadanos: el integrado, el egoísta, el trasgresor y el asocial, abriendo además la posibilidad de distinguir (ver el gráfico) los intereses bien diferenciados que mueven a los españoles.
La familia, tótem para la sociedad
La familia y todo lo relacionado con los valores familiares sigue estando a la cabeza de «lo importante» para los españoles, que la siguen considerando reducto de seguridad afectiva y económica. Este altísimo valor que se otorga a la institución familiar refleja una realidad particular de nuestra sociedad en comparación con otros países de nuestro entorno. Tras esta reivindicación, los españoles sitúan los elementos de la triada básica: la salud, el dinero y el amor. Además en ese preciso orden.