Los católicos estamos bastante familiarizados con los Credos, tanto el del Concilio de Nicea como el de los Apóstoles, los dos grandes compendios que sostienen y fijan nuestra fe. Sin ellos, con el tiempo vamos a la deriva, nos desviamos del camino y nos perdemos. Los credos nos asientan y nos mantienen firmemente anclados.
Pero los grandes credos son como ríos enormes que necesitan afluentes menores para llevar sus aguas a diferentes lugares. Del mismo modo, también nosotros necesitamos mini-credos, verdades cortas, concisas y expresivas, que también nos dejan firmemente anclados moral y espiritualmente. Sin duda, todos nosotros tenemos nuestros propios mini-credos favoritos. Aquí comparto algunos de los míos:
- “El amor es mejor que el odio. La esperanza es mejor que el temor. El optimismo es mejor que la desesperación. Así pues, seamos cariñosos, esperanzados y optimistas”. – Jack Layton (1950-2011), presidente del Nuevo Partido Democrático de Canadá, en una carta al pueblo canadiense, inmediatamente antes de morir de cáncer en agosto pasado.
- “El gran reto es vivir tus heridas completamente, en vez de pensar en ellas completamente. Es mejor llorar que inquietarse, es mejor experimentar tus heridas profundamente que entenderlas, es mejor integrarlas en silencio que hablar acerca de ellas. La opción con que te enfrentas constantemente es si estás colocando tus heridas en tu cabeza o en tu corazón”. – Henri Nouwen, escritor espiritual en su diario personal, cuando abordaba una depresión clínica.
- “Cuando te pasa algo muy difícil, tienes dos opciones para afrontarlo. Puedes o amagarte o mejorarte. (Nota del Traductor: juego de palabras en inglés: bitter-better). – Donald Miller, joven autor de éxito, retando a los jóvenes hacia una ética más elevada.
- Cuando casi pierdo la esperanza, recuerdo que a través de la historia, el camino de la verdad y del amor ha llegado a vencer siempre. Ha habido asesinos y tiranos, y por un tiempo pudieron parecer invencibles. Pero al fin siempre caen. Piénsalo, siempre. – Mohandas K. Gandhi, reafirmando su fe en el triunfo final de la verdad y de la bondad.
- “Nada que sea digno de hacerse puede lograrse en toda nuestra vida; por tanto, es la esperanza la que debe salvarnos. Nada de lo que hacemos, por muy virtuoso que sea, podemos realizarlo solos; por tanto, el amor es el que nos tiene que salvar. Ningún acto virtuoso es lo bastante virtuoso desde el punto de vista de nuestro amigo o enemigo como lo es desde nuestro propio punto de vista. Así pues, tenemos que salvarnos por un acto final de amor, que es el perdón”. – Reinholt Niebuhr, teólogo y politólogo, reflexionando sobre lo complejo de la santidad.
- Así es como crecemos: Siendo derrotados de modo contundente por grandes realidades, constantemente. – Rainer Marie Rilke, poeta alemán, sugiriendo que una derrota por el otro mundo es mejor que una victoria en éste.
- Nuestra fe comienza en el punto exacto donde los ateos suponen que debe acabar. Nuestra fe comienza con la desolación y el poder de la noche de la cruz, el abandono, la tentación y la duda sobre todo lo que existe. – Jurgen Moltman, teólogo protestante alemán, sobre la noche oscura de la fe y de la cruz.
- Llega un tiempo en nuestra vida en el que la pregunta no es: ¿Qué puedo hacer todavía para seguir productivo y hacer mi contribución en este mundo? Más bien formularíamos la cuestión así: ¿Cómo puedo vivir yo ahora de forma que, cuando muera, mi muerte sea la mejor bendición para mis seres queridos, para la iglesia y para el mundo? – Henri Nouwen, autor espiritual, sobre la diferencia entre entregar nuestra vida y entregar nuestra muerte.
- No tengas miedo de sufrir, devuelve la pesadez al peso de la tierra; las montañas son pesadas, los mares son pesados. – Rainer Marie Rilke, poeta alemán, escribiendo a un amigo que lloraba la muerte de un ser querido.
- El amor tiene que esperar a que las heridas sanen. Tenemos que esperarnos unos a otros, no con un sentimiento de clemencia, o juzgándonos, sino como si el perdón fuera un encuentro. –Anne Michaels, novelista, reflexionando sobre la empatía.
- En esta vida no se da una alegría clara y pura. Pero esta experiencia íntima en la que cada trocito de vida es tocado por un pedacito de muerte puede indicarnos el camino más allá de los límites de nuestra existencia. – Henri Nouwen, autor espiritual, sobre cómo vivimos ahora “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”.
- ¡Despertaos, amantes; es hora ya de comenzar la aventura! Hemos visto ya lo suficiente de este mundo; es hora de ver otro. –Rumi, poeta musulmán (s. XIII), sugiriendo que generalmente estamos dormidos para el otro mundo y para las realidades más profundas de éste.
- No renuncies a tu soledad tan rápidamente. Que saje más hondo. Que fermente y te sazone como pocos ingredientes humanos o incluso divinos pueden hacerlo. – Hafiz (Siglo XIV), Poeta místico Sufí.
- Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
-San Juan de la Cruz, sobre encontrar la vida entregándola.