Amanece

4 de diciembre de 2006

    Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Cuando amanece, los tambos de la pena se colorean de azul y humean por el fuego de leña ya encendido en su interior. Por fin y desde dentro, las cañas de la puerta alguien las retira y aparece en sus umbrales una mujer con su piel dando al sol una bienvenida. Tambo de ternura, cubierto en la mañana por el vaho fecundo de la humedad que se despide de la noche, acostándose en la grama. Humedad que baja en niebla, para ponerse en contacto con la tierra. Ya antes, los animales han cantado o han hozado el suelo. Ahora se han congregado al lado de la puerta recién abierta y dos niños avientan maíz contado hacia la asamblea de los brutos congregados. Ha amanecido. Por delante, un nuevo día. Estoy chimbando (cruzando) el río con los que han venido a buscarme. Después, nos quedan aún para llegar cuatro horas de camino.