Leer y meditar la bendición nupcial es un recurso útil para rememorar el día de la boda y actualizar la inspiración del proyecto matrimonial en la comunidad cristiana. No es bueno que esta solemne bendición quede olvidada en el ritual del matrimonio.
Oh Dios, que con tu poder creaste de la nada,
y, desde el comienzo de la creación,
hiciste al hombre a tu imagen
y le diste la ayuda inseparable de la mujer,
de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne,
enseñándonos que nunca será lícito separar
lo que quisiste fuera una sola cosa.
Oh Dios, que consagraste la alianza matrimonial
con un gran Misterio
y has querido prefigurar en el Matrimonio
la unión de Cristo con la Iglesia.
Oh Dios, que unes la mujer al varón
y otorgas a esta unión,
establecida desde el principio,
la única bendición
que no fue abolida
ni por la pena del pecado original,
ni por el castigo del diluvio.
Mira con bondad a estos hijos tuyos,
que, unidos en Matrimonio,
piden ser fortalecidos con tu bendición:
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
para que tu amor, derramado en sus corazones,
los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.
Abunde en tu hija NN el don del amor y de la paz,
e imite los ejemplos de las santas mujeres,
cuyas alabanzas proclaman la Escritura.
Confíe en ella el corazón de su esposo,
teniéndola por partícipe y coheredera
de una misma gracia y una misma vida,
la respete y ame siempre
como Cristo ama a su Iglesia.
Y ahora, Señor, te pedimos también
que estos hijos tuyos:
permanezcan en la fe y amen tus preceptos;
que, unidos en Matrimonio,
sean ejemplo por la integridad de sus costumbres;
y, fortalecidos con el poder del Evangelio,
manifiesten a todos el testimonio de Cristo;
que su unión sea fecunda,
sean padres de probada virtud,
vean ambos los hijos de sus hijos
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial,
Por Jesucristo nuestro Señor