Buscando al Dios de la vida

No me engañéis.
No me habléis tanto de Dios.Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.
Dios al que no entiendo.
No pretendáis encerrar
mi vida en unas normas.
Quiero vivir.
Mostradme un Dios así.
Quiero ser feliz.
Mostradme un Dios así.
Quiero ser yo.
Mostradme un Dios
con el que pueda respirar.
Decidme lo que sabéis de Dios
con la vida.
Decidme lo que vivís de Dios
con la vida.
Decidme lo que amáis de Dios
con la vida.

No me comuniquéis la fe forzándome a aceptarla.
No me juzguéis si sigo otros caminos.
No me veáis como un peligro
si a veces me equivoco.
Respetad mis procesos lentos, indecisos.
Aprended mis lenguajes.
Apreciad mi vida en sus búsquedas.
No me cerréis la puerta, por si vuelvo.
No me escondáis la fuente, por si tengo sed.
No entristezcáis vuestra vida, por mis ausencias.
Sé que al descubrirme os descubro.
Sé que algo falta en vuestro edificio si no estoy.
Se que os alegraría mi presencia.
Pero…
¿Por qué no empezamos todos otra vez?
Sin que las palabras
vayan más lejos que los hechos.
Quizás respetándonos,
podemos descubrir al Dios que nos respeta.
Si es así, me apunto a esta aventura.

Entregar la vida.
Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Como Tú, Padre, amigo de la vida.
Dar vida a la mañana,
al mediodía, a la noche.
Dar vida a los otros,
sin que se apolille, guardada en un baúl.
Dar vida, sonriendo, hablando,
haciendo cosas por los demás, compartiendo.
Dar vida, como Tú, Jesús.
Dar ánimo, esperanza.
Dar la mano para una comunión.
Dar el perdón y los dones.
Entregar vida como Tú, Espíritu,
dador inagotable de vida.
Dar flores, detalles.
Dar posibilidades.
Dar cimiento para una nueva humanidad.
Dar amor.
Dar, sin cansarse,
como hace el sol con su luz,
la fuente con su agua.
Pero, ¿no se agotará el manantial?
No, porque mana día y noche.
No, porque esa fuente es el mismo Dios,
hontanar de toda vida.
¡Entregar vida!.