o todo puede ser arreglado ni remediado, pero todo debería ser llamado con propiedad. Richard Rohr dijo eso. James Hillman sugiere algo semejante al escribir que un síntoma sufre al máximo cuando desconoce adónde pertenece.
¿Adónde pertenece nuestro momento presente en relación con nuestra fe en Dios y la relevancia de nuestras iglesias? ¿Somos poscristianos? Estamos siendo espectadores de la muerte de Dios y de nuestras iglesias? ¿O está nuestra fe siendo purificada por la misma crítica dirigida contra ella y, a pesar de un masivo descenso en la asistencia a la iglesia, están consiguiendo las iglesias un genuino progreso moral en cuestiones como el racismo, el sexismo y la justicia social en general? ¿Estamos muriendo o madurando? ¿Cómo calificamos nuestro momento presente?
A modo de respuesta, me gustaría simplemente ofrecer una serie de “metáforas” recogidas de varios comentaristas que se esfuerzan por dar un calificativo. Algunos de estos aparentemente se contradicen entre sí, pero todos ellos merecen alguna consideración. Os los confío para que los meditéis
- ¡La fe es un proyecto gastado! En esencia, esa es la visión de los pensadores de la Ilustración, clásicamente expresados en personas como Nietzsche, Freud, Feuerbach y Marx, quienes sugieren que la fe y la creencia en Dios son algo que finalmente superamos, como la creencia en Santa Claus o el Conejito de Pascua. Esta creencia fue necesaria durante cierto tiempo, pero es algo que abandonamos cuando perdemos nuestra ingenuidad. Dios y las iglesias han tenido su tiempo en la historia, y ese día se ha acabado. Hoy, esta es la creencia (o el inconfeso temor) de millones.
- ¡Nuestro mundo está aún en pañales! Pierre Teilhard de Chardin sugiere que lejos de que la fe sea un proyecto gastado, está sólo en su etapa infantil. En una visión evolutiva de la historia y de la fe, aún somos un mundo en pañales que emerge de la cuna. ¡La fe está lejos de gastarse! ¡Sólo estamos empezando!
- ¡Un Occidente poscristiano! Esa era la opinión del cardenal Joseph Ratzinger antes de que llegara a ser papa. Curiosamente, nunca volvió a afirmarlo explícitamente después de acceder al papado, a saber, que el mundo secularizado, particularmente en Norteamérica y Europa Occidental, es ahora poscristiano.
- ¡La fe en el mundo secularizado está sufriendo una cierta fatiga de mediodía! Esta es una imagen ofrecida por Thomas Halik. En su opinión, la fe y las iglesias no están muriendo; tan sólo están sufriendo “acedia”, el demonio meridiano, la fatiga que los primeros escritores cristianos del desierto nos dijeron que podía afligir aun a los creyentes más comprometidos.
- Estamos experimentando una crisis de imaginación, no de fe y fidelidad. Las condiciones de la creencia han cambiado radicalmente, y nuestras imaginaciones no se han recuperado. Esta es la visión del renombrado filósofo de la secularidad, Charles Taylor. Para él, como creyentes hoy somos pioneros, luchando por aprender cómo vivir en un país (de fe) en el que nosotros y nadie más nunca ha habitado antes. No es extraño que estemos luchando.
- La cultura secular es el niño adolescente del Judeocristianismo, y en su adolescente grandiosidad nuestra cultura ve sólo las faltas de sus padres. Esta es la opinión de la popular escritora espiritual Kathleen Norris, y es seguida por el filósofo de Yale Louis Dupre. Como Norris dice, si quieres visualizar la relación entre nuestro mundo secular y el Cristianismo, fíjate cómo un joven de diecisiete años que está mal con sus padres se interrelaciona con ellos. A esto, Dupre añade que los adolescentes imponentes no son malos, simplemente no han acabado de crecer.
- La secularidad es una fantasía a la que se entregan los intelectuales. Para la gente ordinaria, hay cuchicheos divinos detrás de cada puerta. En la vida real, la religión de alguna manera es inevitable. Esto es de la filósofa francesa Chantel Delson.
- Como Jonás, estamos en el vientre de la ballena. Este en uno de los calificativos preferidos de Richard Rohr. En nuestra duda y confusión contemporáneas, Dios está llevándonos a través de una oscuridad al lugar donde necesitamos estar.
- La visión cristiana en Occidente es el residuo de una vista anterior, antes de sufrir un desprendimiento de retina. Esto es de Walter Kasper. Su idea es: Si alguien nace ciego, no tendrá en sí imágenes visuales de objetos exteriores. En cambio, si alguien se queda ciego en algún momento de su vida, retendrá las imágenes de lo que una vez vio, incluso aunque ya no las vea. Como cristianos, estamos viviendo demasiado fuera de imágenes del pasado, y ya no vemos directamente con los ojos de la fe.
- Necesitamos la “Opción Benito”. Esto es de Rod Dreher. La cultura pesadamente secularizada está asfixiando nuestra fe. Lo que se necesita salvar y fomentar es la “Opción Benito”. Como el gran fundador monástico san Benito, aquellos de nosotros que tenemos una fe comprometida necesitamos alejarnos de una cultura que está erosionando nuestra fe y vivir nuestra fe de una manera “monástica”, a saber, apartándonos y construyendo nuevos estilos de “monasterios” en los que vivir nuestra fe y educar a nuestros hijos. Finalmente, como ha sucedido antes, el mundo vendrá a nosotros buscando ayuda y sentido.
¿Quién tiene razón? ¿Cuál de ellos califica mejor nuestros síntomas y nuestro momento? Hay algo que meditar en cada una de estas imágenes.