Queridos amigos:
Acabo de regresar de la isla de Leyte, la famosa isla afectada por el super-tifón Yolanda. En la ciudad de Ormoc tenemos el Noviciado internacional con novicios de Sri Lanka, de Myanmar (Burma), de Vietnam además de Filipinos. Me habían invitado a dar unas charlas en el noviciado que han estado marcadas por los trágicos efectos del tifón y a la vez supervisar las tareas de ayuda de emergencia y posibles proyectos de rehabilitación de la comunidad claretiana para estas comunidades rurales tan afectadas. Después de un mes, he podido aun constatar el tremendo daño que ha causado en toda la isla y las islas vecinas de Visayas. Ormoc es todavía después de un mes una ciudad sin tejados –roofless city- también todos los edificios de nuestro noviciado, pero sobre todo me ha impresionado el desastre ecológico y humano que ha causado en las ciudades de Tacloban y Palo que también he visitado. Miles de casas totalmente arrasadas y plantaciones de coco completamente destruidas con la enorme perdida de vidas humanas, desaparecidos o enterrados en los escombros y las ruinas que ha causado el tifón y la tormenta de agua. Una ciudad desolada que intenta levantarse de nuevo, sobrevivir a la tragedia de perdidas de vidas humanas y medios de vida. La ayuda internacional se ha hecho muy patente pero la tragedia sigue marcando a este pueblo que intenta sobrevivir. La pancarta que encontré en Ormoc lo expresa claramente: “Seremos una ciudad sin techo, sin casa pero nunca sin esperanza!”
Cerca de casa estamos también intentando reponernos de la otra tragedia recientemente vivida en nuestra ciudad de Zamboanga. Como ya sabéis, en septiembre de este año mas de 500 rebeldes del Frente Moro de Liberación Nacional (MNLF) leales al fundador Nur Misuari atacaron Zamboanga, parte del conflicto armado que estamos sufriendo en Mindanao. El resultado ha sido trágico, la destrucción masiva de viviendas, propiedades y recursos económicos son innumerables; la muerte de unos 300 rebeldes y también algunos soldados y civiles, cientos de heridos y prácticamente toda la población de casi un millón de personas traumatizada emocionalmente y polarizada. Nuestra organización de ZABIDA había movilizado todos los socios del Movimiento Interreligioso por la Paz para pedir públicamente y de hecho intervenir con autoridades gubernamentales para poner fin a la lucha pero fue rechazada cuando los altos funcionarios del gobierno nacional liderado por el presidente eligieron una respuesta militar en toda regla. Todavía tenemos entre nosotros los cientos de familias desplazadas malviviendo en los centros de evacuación casi sin esperanza de poder sobrevivir a esta tragedia.
Estos meses han sido muy intensos en nuestro trabajo de ayuda de emergencia sobre todo a los niños y familias con mayor necesidad y sobre todo la gran tarea de curación de las grandes heridas sociales que se han reabierto entre la comunidad musulmana y la comunidad cristiana. Hemos organizado una coalición de la sociedad civil “RE.Unidos” para ayudar al gobierno a seguir el largo trabajo de rehabilitación socio- económica, continuar la ayuda de asistencia y subsistencia y también la asistencia psicosocial de la población traumatizada y reparar las relaciones interculturales e interreligiosas muy dañadas.
Este pueblo vive y siente profundamente la invitación del Adviento, un intenso momento para la esperanza y en tiempos difíciles como los que estamos viviendo de tragedias comunitarias y sociales el Adviento toma una especial resonancia en estas comunidades. Se vive la Navidad como la luz que viene de lo alto y alimenta nuestra esperanza para sobrevivir y seguir esperando. Después de cada noche siempre amanece la aurora. Desde esta esperanza renacida del Adviento y la Navidad queremos agradeceros vuestra solidaridad y apoyo, que ha sido grande este año, de los de cerca y también de aquellos que están bien lejos de nuestras islas. La solidaridad es el mejor signo del nuevo amanecer que nos trae la Navidad, el Dios con nosotros, que alimenta nuestra esperanza.
Que tengáis una Navidad en la Gran Esperanza.
Un fuerte abrazo:
Angel Calvo (misionero claretiano y responsable en el terreno de la Emergencia por el tifón en Filipinas)
Carta publicada por gentileza de Fundación Proclade