Claves generales de la Espiritualidad Laical III

La persona es trascendencia: abierta al diálogo con Dios, padece y asimila el tiempo y la eternidad, lo que pasa y lo que queda. Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.No queda aprisionada en los límites del espacio y del tiempo. Es habitación y hogar con ventanas abiertas.

La persona es también, a la vez, inmanencia: vive en unas circunstancias espacio-temporales concretas, en una cultura y pueblo concretos. El hombre es ciudadano del mundo, da y recibe, con cuerpo, con herencia genética, en un pueblo de historia y valores propios.
La espiritualidad del laico integra las dos dimensiones; las equilibra como el signo de la Cruz: diálogo filial con Dios, palo vertical; servicio desinteresado al prójimo, palo horizontal.

En su vida espiritual se funden en perfecta unidad todas las dimensiones de su existencia: inserción en el mundo, responsabilidades y tareas temporales, amor y familia, oración, vida sacramental… como expresiones inseparables de la realidad única del amor con que ama a Dios y a sus semejantes.

PARA PENSAR Y DIALOGAR

1. ¿Están equilibradas en tu vida la oración y la acción? Una anula la otra o se complementan?