Itinerario hace referencia a la descripción o recorrido de un camino interior o de una ruta física, especificando los lugares de paso y proponiendo una serie de actividades y servicios. ¿No has soñado realizar un camino sugestivo y excitante? Para ello las agencias turísticas te ofrecen un sin fin de ofertas.
Pero de lo que tratamos aquí es del itinerario interior, único y verdadero de cada uno, el tuyo y el propio. ¿Cómo se despierta el deseo del itinerario espiritual? ¿Cómo se realiza el camino y se hace experiencia de las fuentes de la vida? Te propongo algunas pistas.
- Primero, es necesario despertar el deseo de «beber del propio pozo», o sea, de percibirse llamado/a a realizar un camino personalizador de la propia vida. El punto de partida es éste, el del despertar la autoconciencia de ser persona única y distinta. Para ello te puede ayudar la lectura de alguna autobiografía o de algún itinerario espiritual que nos han legado nuestros antepasados.
- Segundo, reconocer el camino realizado o el itinerario que nos ha identificado y puesto nombre. No caminas de cero, has vivido ya muchas experiencias, pero las tienes dormidas y no han emergido como únicas. La espiritualidad comienza a ser personalizada cuando se sabe nombrar, identificar y reconocer la presencia del misterio y del amor en tu vida pasada; o sea, cuando se sabe reconocer el paso oscuro de Dios por tu vida. Así lo expresa San Juan de la Cruz en el prólogo a la Subida del Monte Carmelo: «Es lástima ver muchas almas a quienes Dios da talento y favor para pasar adelante, que, si ellas quisiesen animarse, llegarían a este alto estado».
- Tercero, desplegar procesos o cambios; para ello es necesario desenmascarar conflictos, desbloquear situaciones, detectar la vulnerabilidad, sanar heridas y vivir la responsabilidad de cada día. Tendrás que remitirte a tu propia fortaleza y construir tu soledad sin miedos a los vacíos que puedas experimentar. Posiblemente se hará necesario un apoyo humano, una cercanía de un acompañante que pueda acoger, orientar y contrastar.
- Cuarto, poner medios, dedicar tiempo y ser fiel a ellos. La activación del proceso y la realización del itinerario requieren de medios concretos, por ejemplo, el diario intensivo, la oración diaria y la lectura de la Palabra, la celebración de la experiencia de Dios en la comunidad cristiana, el cultivo de relaciones y ambientes sanos, el cuidado de las cosas y el orden del día, acciones concretas de solidaridad,…
- Quinto, el discernimiento, que no es otra cosa que el conocimiento sano de la realidad externa, del yo y de la acción de Dios. Lo importante del itinerario es lo que se suscita por dentro y el reconocimiento de la acción de la gracia en el creyente. Hay frutos que emergen; Dios va tomando cierta iniciativa en el entramado de la libertad humana; El amor del Espíritu Santo genera una dinámica especial en la personalidad.
- Sexto, confiar y aprender a dejarse conducir por el misterio del amor de Dios. El yo cuando pierde el control de su vida, suele tener miedo y desconfianza. Si ha aprendido a relacionarse consigo mismo y con Dios, iniciará un camino de confianza en lo desconocido. Pero porque Dios ya no es su rival, sino su fiel amigo, sabrá también entregarle sus riendas, al estilo de Jesús. La tolerancia de las frustraciones queda enraizada en la confianza en el amor actuante y reconocido de Dios.
- Por último, tres actitudes básicas: la búsqueda sana de la verdad, la autenticidad en todo sabiendo jugar limpio en la vida y, por último, la humildad agradecida ante todo lo que la vida ofrece. Icono bíblico del itinerario espiritual: la historia de Abraham (Gn 12-25).
Juan Crespo en MJ 392