‘Como niños’ (Mt 18, 3)

    Desde que el Verbo de Dios se hizo Niño, y porque el Verbo de Dios se hizo Niño, la infancia desempeña un papel decisivo en la historia de la salvación. Tan decisivo que viene a ser la condición indispensable de pertenencia al Reino de Dios.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos. Una de las cosas que más impresionan en la vida de Jesús es, justamente, la llamada ‘vida oculta’, que es uno de los misterios más impresionantes de toda su vida. Nos resulta incomprensible esa actitud de Jesús. Tiene que haber un secreto hondísimo, un misterio profundo y esencial en este ocultamiento, en este silencio de treinta años.

Los hombres nunca lo hubiéramos imaginado así. Jesús, que venía al mundo como Mesías, como fundador y pregonero del reino, como Salvador de la humanidad entera, pasa treinta años de los treinta y tres de su vida, en la más completa oscuridad. Esto es sencillamente asombroso. No puede menos de encerrar un hondo misterio de salvación y de santificación para nosotros. Jesús nos estaba enseñando, con su conducta, la lección más difícil de aprender por parte nuestra y la más fundamental de su mensaje: la infancia espiritual. Pero no sólo vive este misterio en su vida oculta, sino durante toda su vida. Después, su palabra repetirá, en términos enérgicos y clarísimos, la misma lección que él había vivido y que estaba todavía viviendo.