Comunicación.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.    Más que una actividad, es una dimensión profunda del ser humano. Constituye un fenómeno complejo por el cual un emisor se dirige a un receptor con la intención de comunicarle un mensaje, escogiendo para ello unos signos que considera recognoscibles para el otro. Para que la comunicación sea auténtica, emisor y receptor han de compartir un mismo interés y motivación por el contenido trasmitido, así como un mismo código. Igualmente hay que evitar las interferencias tanto a nivel de contenidos como de sentimientos, expectativas o precomprensíones. Si la Iglesia quiere comunicar con su destinatario, debe plantearse si conecta con su horizonte de comprensión, necesidades y expectativas, si el mensaje es significativo y si los medios utilizados son los más idóneos.

    La Iglesia, a lo largo de su historia, ha tenido que reformular el contenido del mensaje y utilizar las lenguas e instrumentos de comunicación ofrecidos por las distintas culturas: anuncio verbal, testimonio, liturgia, arquitectura, arte, escritura… La cultura moderna, marcada por el fenómeno de la comunicación de masas ofrece grandes posibilidades, pero también plantea cuestiones de capacitación y discernimiento no fáciles de resolver.