Celebrar el aniversario de boda es una oportunidad de hacer balance del camino recorrido. Jose Ignacio y Mari Paz nos ofrecen hoy el agradecido relato de sus 50 años de vida matrimonial.
Querido José Ignacio:
Lo que más me ha gustado de ti, en estos 50 años de matrimonio, es lo que me has acompañado en los momentos difíciles, que se nos han ido presentando y que, gracias al amor que nos tenemos, los hemos ido superando.
También hemos disfrutado de la vida, de nuestros padres, hijos y nietos y de las personas que hemos conocido. Te agradezco todo lo que has trabajado por mí y nuestros hijos. Te admiro porque siempre has colaborado en la parroquia, te has preocupado en ayudar a O.N.G.s, comunidad de vecinos etc.
Un día, hace 30 años, nos invitó Juanjo a participar en Encuentro Matrimonial. Y nunca le podré agradecer el regalo que nos hizo, pues nos ha ayudado a trabajar nuestra relación y “valorar que el amor vale la pena”.
Gracias a Encuentro Matrimonial, hemos vivido compartires maravillosos en los distintos grupos y hemos participado en actos estupendos, en los que hemos escuchado a parejas y a sacerdotes cómo viven su amor.
Me siento satisfecha de haber animado y acompañado a parejas, a que disfrutaran del Fin de Semana. También me siento muy gozosa al recordar cuán emocionados y dispuestos a caminar juntos salían de esa experiencia.
Tengo presente en esta carta a Pepe Vico, pues con su libro que nos regaló “Acompañar al amor conyugal”, nos dirigió una carta, “Celebrando las bodas de oro”. Está escrita llena de cariño y nos recuerda que donde hay amor, allí está Dios.
Disfrutamos mucho de este 50 aniversario, rodeados por nuestros hijos, nietos, familiares, amigos y sacerdotes que nos han acompañado en este largo caminar, a los queremos y de los que nos sentimos queridos
Doy gracias al Padre y le pido que nos llene de Amor, para disfrutar el tiempo que nos conceda vivir y podamos contagiar este amor a cuantas nos rodean. Te quiero. Maripaz
Querida Mari Paz:
Lo que más me ha gustado de ti, en estos 50 años de vida que hemos compartido juntos, ha sido tu entrega incondicional, hacía mí, y hacía nuestros hijos y nietos, que han permitido que formemos una familia, unida, cercana y solidaria. Y de vosotros, queridos amigos, vuestro acompañamiento, vuestra ayuda y vuestro cariño, desde que nos conocimos.
Como sabes, en el grupo de teatro, estamos preparando una nueva obra para la próxima temporada, que lleva por título la tercera palabra y que tiene mucho que ver, con lo que hoy estamos celebrando. La primera palabra es DIOS, (el principio), al que debemos que hoy estemos aquí. ÉL, a través de nuestros padres, nos dio la vida, nos puso en contacto y unió nuestros destinos. La segunda palabra es MUERTE, (el final), que más pronto o más tarde, nos separará temporalmente. La tercera palabra es AMOR, que es la que ha presidido estos 50 años de vida, estará con nosotros hasta el final de nuestra vida terrenal y, será lo que nos lleve a juntarnos, nuevamente, en la resurrección.
Cariño:
En estos 50 años hemos vivido muchos momentos de romance.
Con qué nostalgia recuerdo aquellos momentos en que planificábamos, tomando un café en el "Mokambo", la decoración de la casa, la compra de los muebles y, sobre todo, nuestro proyecto de vida. No teníamos dinero (nuestros sueldos eran modestos), pero sí, una enorme ilusión, que nos hacía ver el futuro como un jardín florido.
Pero, en tantos años, también ha habido momentos difíciles:
– Tener que dejar tu trabajo de profesora del colegio, que tanto te gustaba, para dedicarte a la educación de los hijos
– Tener que dejar a nuestra familia, para venir a Madrid, por mi desarrollo profesional.
– La muerte de nuestros padres y los contratiempos físicos, (accidentes y enfermedades), de miembros de la familia, que, aunque no han sido muchos, si fueron importantes.
– Mis continuos viajes de trabajo, que me hacían pasar mucho tiempo fuera de casa y mis largos horarios de trabajo, que, te hicieron tener que sobrellevar el trabajo con los hijos y las tareas del hogar.
No obstante, con tu esfuerzo y sacrificio, sacamos adelante el proyecto que establecimos en el momento del matrimonio y, hoy, contemplamos esta familia maravillosa que está con nosotros, participando de nuestra felicidad.
También colaboró y, en este momento, quiero hacerlo presente, Juanjo, coadjutor de la parroquia, quién, cuando nuestro matrimonio se había convertido en "rutinario", al haber culminado el proyecto inicial, nos invitó a vivir el Fin de Semana de Encuentro Matrimonial, que hizo renacer la llama de la ilusión, que se estaba apagando. Y nuestra relación volvió a convertirse en romance; y renació mi proyecto de vida de hacerte feliz, y, así serlo yo también. Ahora, al recordar estos 50 años, el sentimiento más fuerte que experimento es el de agradecimiento.
– En primer lugar al PADRE, por haberte puesto en mi camino y haber seguido apoyándome en esta larga travesía que estamos recorriendo.
– A nuestros padres, que, fruto de su amor, nos dieron la vida, nos transmitieron y educaron en los valores: honestidad, solidaridad, honradez, austeridad, responsabilidad, capacidad de perdonar, etc. Y nos inculcaron la importancia de la familia, como signo de unidad y fraternidad.
– A nuestros hijos, biológicos y consortes, por el cariño, la ayuda y la cercanía, que nos demuestran día a día y, por habernos dado esos nietos, que son, en estos momentos, la alegría de nuestra vida.
– Al movimiento Encuentro Matrimonial por permitirnos seguir tratando de mejorar nuestra relación, a través de compartir vida con otras parejas.
– A vosotros, familiares y amigos, que nos permitís gozar de vuestra amistad y nos acompañáis en este camino que es la vida.
– A ti, Mari Paz, de modo especial, por todo lo que me has dado, en estos maravillosos años que estamos compartiendo, por tu entrega, sacrificio, compresión, perdón, honradez, fidelidad, etc. que se reducen a dos palabras: felicidad y amor. Por todo ello, aquí, ante nuestros familiares y amigos te proclamo mi NUMERO UNO y te digo: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Te quiero. Jose Ignacio