Para algunos que atestiguan una veneración total por el Papa y su enseñanza, la iglesia católica romana es el escudo de la verdad y un faro que ilumina sus caminos: creen gracias a la iglesia. Para otros, es una fría fortaleza dogmática que lanza miradas de desprecio hacía el mundo moderno: creen a pesar de la iglesia.
Conviene preguntarse sobre lo que, más allá de las apariencias, parece limitar su audiencia en el mundo actual, hasta el punto de hacer fracasar su misión de anunciar la buena nueva a todas las naciones.