Reflexión
«Nada temo, porque tú vas conmigo» respondemos en el salmo de este día. Y es la respuesta que nace de la fe. El camino de la vida forma parte de la realidad del ser humano. Y ese camino lo ha de transitar. Ha sido demasiado frecuente la imagen distorsionada de un Dios solucionador. Casi tan peligrosa como la de Dios justiciero, sostenido en el complejo de quienes no saben lo que es el perdón. Dios presente en la vida del ser humano renueva constantemente su Alianza de compromiso para hacer el trayecto de la vida con cada uno de sus hijos. Lo vive con nosotros y, ciertamente, sostiene la esperanza, porque posibilita que el temor no se apodere de cada paso de la existencia. Hoy suplicamos a Dios que nos acompañe y enseñe para que entendamos en qué consiste vivir en Alianza. Le pedimos incluso que no nos quite la dificultad, pero sobre todo le suplicamos que viva con nosotros cada paso de la existencia, porque así, es como podemos proclamar vivencialmente que nuestra vida es confianza y es la que nos posibilita caminar sin temor.
Oración
Después, cuando menos lo esperas
aparece más fresca la vida.
Y cuanto más alto miras,
cuanto más te sorprendes
más pequeño, más de rodillas
eres ante Dios.
Después, cuando menos lo esperas
el tiempo ha marcado su ritmo,
y un sendero por dentro
ha tejido otra entraña más viva.
Entonces apareces más hermano,
más hijo, más… de rodillas.
Es casi sin querer, al compás del deseo,
de la ilusión, como el hombre
va haciéndose criatura,
más a la imagen
del corazón del amor.
Y después, cuando menos lo esperas
no puedes menos que querer de rodillas.
(Isidro Cuervo, sj)