Reflexión
La lectura del profeta Daniel incide en la libertad que acompaña la vida de los testigos. La libertad de quien sabe que su respaldo es solo Dios. Ser buenos cristianos se apoya en la responsabilidad de ser buenos ciudadanos. Saber convivir es un espacio de responsabilidad donde crece la fraternidad. Sin embargo, la libertad de los hijos de Dios siempre provocará un punto de profecía que supera incluso la justicia social, porque va más allá y reivindica la caridad que hace posible incluso el bien, aunque no haya merecimiento. La fraternidad cristiana para tener vida no se puede conformar con la sociedad justa, sino que ha de vivir la sociedad reconciliada, convocada en la libertad sin cortapisa, ni reduccionismo social. La alternativa del Reino es siempre incómoda para una sociedad que cuida y justifica el mérito, las diferencias y el valor del mercado. Es una propuesta desconcertante, incluso incómoda para aquellos que se tienen por justos, porque reivindica los caminos de Dios y éstos siempre son insospechados para quien se cree en posesión de la verdad y su justicia.
Oración
Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto,
ni en la montaña se esconde;
decid, si os preguntan dónde,
que Dios está sin mortaja
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde.
(José Luis Blanco Vega, sj)
