¿Con que frecuencia permites que las tonterías de otras personas cambien tu estado de ánimo, consientes que otro conductor te haga enfadar, o un camarero maleducado, un jefe 
cortante, un hermano de comunidad, o un empleado insensible arruine tu día?
A menos que seas «Terminator», durante unos momentos te sientes molesto. Sin embargo, lo que distingue a una persona madura es la rapidez con la que se centra de nuevo en lo que realmente es importante. Hace 16 años que aprendí esta lección. Yo lo aprendí en el asiento trasero de un taxi en Nueva York.
Me subí a un taxi y salimos hacia la estación "Grand Central". Íbamos por el carril derecho, cuando de repente un coche negro salió de su de estacionamiento justo delante de nosotros. El conductor frenó con fuerza, dio un patinazo, y por unos pocos centímetros evitó un accidente. El conductor del otro coche giró la cabeza y empezó a gritarnos con muchas palabrotas. El taxista sólo sonrió y le saludó amablemente.
Yo le pregunte: "¿Por qué se ha comportado así? Ese individuo casi provoca un accidente y nos manda al hospital."
Entonces el taxista me dijo lo que yo llamo «La Ley del Camión de Basura»: Muchas personas son como un camión de basura. Llenos de ira, mala educación, enfados… Y como se van llenando de porquerías, necesitan un lugar donde poder tirarla. Y si les das permiso, te la echan a ti.
Cuando alguien quiere echarte encima su basura, no te lo tomes como algo personal. Sólo sonríe, saluda, deséale lo mejor, y continúa tu camino.
«¿Cuántas veces consiento que los camiones de basura me atropellen?»; y ¿cuántas me quedó con la basura que me echan encima y lo reparto sobre otras personas, en el trabajo, en casa, en la calle?»
Las personas serenas y maduras no permiten que los camiones de basura decidan cómo van a sentirse durante el día.¿Y tú?
