Un primer significado, subjetivo, se refiere a la actividad mediante la cual la persona se «cultiva» a sí misma, desarrollando todas sus posibilidades en diálogo con los demás y con el medio social. Pero el significado más utilizado, el objetivo o social, hace referencia al complejo mundo en el que todas esas actividades dé «cultivo» personal se expresan y entrecruzan. Cultura, en ese sentido, es todo un conjunto de lenguaje, arte, pensamiento, tradiciones, valores, instituciones, proyectos colectivos, etc. que da su fisonomía propia a un grupo humano y constituye el «medio vital» que los nuevos miembros asimilan en parte de forma consciente y laboriosa y en parte de forma «vital» e inconsciente. Aunque el Evangelio no se identifica con ninguna cultura y las trasciende todas, las culturas constituyen una mediación y un condicionamiento para la fe, ya que ésta sólo vive encarnada en una cultura, en cuyas categorías se comprende, se expresa y se difunde. A su vez el cristianismo, en cuanto fenómeno social, influye en la cultura. Por eso una evangelización seria se plantea cómo el Evangelio puede ser proclamado y vivido en una determinada cultura, analizando a la luz del Evangelio las oportunidades y obstáculos que presenta.