«Toques» de la Palabra
«Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar». (Lc. 9, 28b)
Cuaresma.
Nos toma, nos lleva… ascendemos. Necesitados de des-contaminación de ruidos, de estímulos, de pantallas, de protocolos, de unidireccionalidad… Los pies en la tierra, las estrellas cubriéndonos, el alma abierta, cóncava, receptiva… y su Voz se asienta en nuestro interior y hace nido. Y nos susurra: vida, gracia, paz, entrega, amor, luz, sentido… Oramos. Dios nos de-le-tre-a, con infinita ternura…
Cuaresma.
Hay esperanza. La medicina de la oración, fraguada en el horno del silencio, nos sellará por dentro. Y volveremos al valle de la entrega Díaria, del amor concreto, de la tarea por la fraternidad y la justicia, para transformar la realidad
según el sueño de Dios; oración y vida amasadas en este tiempo de gracia.
Plegaria
Señor y Buen Dios:
en la dura monotonía
y en el sufrimiento de nuestra vida,
en nuestros esfuerzos, tantas veces frustrados,
para transformar nuestra tierra,
haz que brille en nuestra historia
un rayo de esperanza.
Que el calor de tu luz
encienda nuestros corazones
y nos sostenga en la vereda hacia Ti
recorriendo los senderos de la justicia y la paz.