En esta página del evangelio de Juan encontramos como un primer indicio de la verdad sobre la solicitud materna de Maria… Es importante señalar cómo la función materna de María es ilustrada en su relación con la mediación de Cristo… La misión maternal de María hacia los hombres de ninguna manera oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia (RM, 22).
El cuarto evangelio nunca menciona a María por su nombre. Ella será siempre «la madre», bien sea «de Jesús», bien sea «del discípulo amado». No pierde nunca esta función, que la define en toda su verdad. En las bodas de Caná de Galilea, comienzo de la vida pública de Jesús, «estaba allí la madre de Jesús; fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos» (Jn 2, 1-2). «El hijo parece que fue invitado en razón de la madre» (RM, 21). Maria está presente como madre de Jesús. De ella parte una iniciativa que culminará en la manifestación de la gloria de Jesús, su hijo, y en el comienzo de la fe en Jesús por parte de los discípulos (Jn 2, 11). María contribuye a la manifestación de la «gloria», al comienzo de las «señales» mesiánicas de Jesús, al manifestarle a su hijo la carencia de vino. María se preocupa en este momento, no de su hijo, sino de los otros; demuestra una admirable solicitud por aquellos a quienes ve en situación de necesidad. «En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia (\"no tienen vino\"). Pero esto tiene un valor simbólico» (RM, 21). Maria se coloca entre su hijo y los hombres, que están en situación de indigencia. «Se pone \"en medio\" —como bellamente dice la encíclica—, o sea, hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más bien \"tiene derecho de\"— hacer presente las necesidades de los hombres… Mas no sólo esto: como madre desea también que se manifieste el poder mesiánico del hijo, es decir, su poder salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida» (RM, 21).
ORACIÓN:
Padre Dios, que quisiste concedernos el gran regalo, que es Jesús, a través de María; que proyectaste que Jesús anticipara los signos de la «hora» a instancias de María; ayúdanos para acogerla como camino hacia Jesús y descúbrenos a través de ella cuándo es «nuestra hora». Por Jesucristo, nuestro Señor.