«Toques» de la Palabra
«Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños». (Gn. 37, 19-20)
Cuaresma.
Qué sería del mundo sin «soñadores». Qué sería de la historia sin «adelantados». Qué sería de la iglesia sin «inconformistas» … Incómoda resulta la vida y la conducta de los que se dejan seducir por los «sueños de Dios».
Cuaresma.
Hay esperanza. El sueño de Dios se hizo carne. Y habitó entre nosotros.Y nos contagió. Y quisieron anularlo y borrarlo del mapa. Y el Espíritu del Soñador sigue encendiendo sueños en aquellos que se aprestan y se disponen. Muchos «pequeños» -como José- siguen soñado hoy. Apréstate, disponte, déjate embriagar por el Espíritu de Jesús, para soñar.
Plegaria
Señor y Buen Dios:
no queremos morir,
todos queremos vivir, ser felices.
En tu bondadosa condescendencia
nos mostraste un camino de plenitud,
paradójico para este mundo,
accesible para los sencillos y limpios de corazón.
Danos la gracia de caminar
por la senda de las bienaventuranzas
y ser testigos de una felicidad
que no puede sernos nunca arrebatada.