En la economía de la gracia, actuada bajo la acción del Espíritu Santo, se da una particular correspondencia entre el momento de la encarnación del Verbo y el del nacimiento de la Iglesia. La persona que une estos dos momentos es María. En ambos casos su presencia discreta, pero esencial, indica el camino del nacimiento del Espíritu (RM, 24).
«María fue la primera en creer» (RM, 26). Toda su vida fue un proyecto y un camino de fe. En la cruz, la fe de María fue un «esperar contra toda esperanza». La promesa comenzó a transformarse en realidad cuando Jesús fue resucitado por el Padre. Cuando cada uno de los discípulos va reconociendo a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios, cuando los discípulos confiesan a Jesús como el Cristo, entonces germina el «nuevo Israel», comienza la 1glesia, la comunidad de los creyentes. La fe en Jesucristo define el ser de la Iglesia. La fe íntegra en Jesús conlleva la contemplación de aquella que está indisolublemente unida a su misterio, María, «la íntimamente asociada a la obra de la redención». La heroica fe de María «precedió» el testimonio de los apóstoles (RM, 27).«La Iglesia es hija de la palabra, hogar de la palabra, servidora de la palabra. Debe escucharla, compartirla y ofrecerla. La identidad más profunda de la Iglesia es la evangelización, es decir, hacer que la palabra acogida en la fe por sus hijos se convierta en llamada e invitación a todos los hombres. La Iglesia está al servicio de la misión recibida de Jesús; y para llevar a cabo esta misión es ungida por el Espíritu Santo». En Pentecostés, la Iglesia aprende de María a acoger la palabra, a creer a pesar de todas las dificultades. Y María ayuda a la Iglesia a reproducir en sí misma el acontecimiento de la encarnación del V erbo, es decir, le muestra el camino para ser cuerpo de Cristo.
ORACIÓN
Abbá, Padre, que en tu designio de amor quisiste que el acontecimiento de la encarnación de tu Hijo se hiciera permanentemente presente en tu Iglesia, Cuerpo de Cristo; concédenos el Espíritu y haz que aprendamos de María cómo acoger tu palabra, cómo interioriZarla, cómo cumplir en todo tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.