Día 24. – 28 de marzo, viernes de la tercera semana

«Toques» de la Palabra

«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios…». (Os. 14, 2)

Cuaresma.

Hay posibilidad de vuelta, de conversión. Es una oferta permanente de parte del Señor. Rectificar el rumbo. Reorientar la vida. Redefinir la meta. Ajustar las coordenadas del camino, es una gracia que nos espera siempre de su parte.
Solamente los encerrados en sí, los enroscados en su propio ombligo, los curvados sobre su orgullo y soberbia están en peor punto de partida (pero nunca excluidos).

Cuaresma.

Hay esperanza. A las claras. Basta desearlo. Basta suplicarlo. Basta quererlo desde dentro, con el corazón y las tripas. No dejemos de pedirlo. «Hazme volver, y volveré porque Tú eres mi Dios, mi Bien, mi Horizonte, mi Norte, el Sentido de la vida». Haznos volver y volveremos.

Plegaria

Señor y Buen Dios:
no permitas que idolatremos
nada hecho con nuestras manos,
sino que busquemos humildemente
justicia, verdad y felicidad para todos.
Atráenos, de nuevo a tus sendas,
siempre que nos perdamos y nos enredemos,
seducidos por por el mal.
Que la experiencia de tu infinita comprensión
nos conquiste de nuevo para el bien.