«Toques» de la Palabra
«Mirad: voy a crear un nuevo cielo
y una nueva tierra:
de las cosas pasadas
ni habrá recuerdo ni vendrá pensamiento». (Is. 65, 17)
Cuaresma.
A los ‘grandes’ de este mundo (a los poderosos, a los sistemas económicos) nunca les ha interesado que las cosas cambien si no es para su beneficio. En los ‘pequeños de esta tierra’ Dios ha sembrado la promesa, la aspiración, en anhelo indestructible de algo nuevo.
Cuaresma.
Hay esperanza. Dios está buscando, en todo tiempo de la historia, aliados para su causa: el establecimiento de esos cielos nuevos y esa tierra nueva donde habite la justicia y florezca la paz, sea posible la fraternidad universal y la dignidad de cada persona no sea nunca violada, denigrada, masacrada. No apagues el anhelo que hay en ti. Júntate con tantos otros y otras que quieren hacer realidad, en comunión solidaria, el sueño de Dios. Eso es convertirse hoy.
Plegaria
Señor y Buen Dios:
que no quieres que nos volvamos al pasado
para añorarlo y para llorar sobre él,
sino que tengamos esperanza en el futuro,
en la nueva tierra y en los nuevos cielos.
Danos una fe firme para que,
a pesar de los defectos y contradicciones de nuestro
tiempo,
tengamos la confiada esperanza en un futuro mejor,
que estamos llamados a construir
unidos a todos los hombres y mujeres de limpio
corazón.