«Toques» de la Palabra
«Exulta, cielo; alégrate, tierra;
romped a cantar, montañas,
porque el Señor consuela a su pueblo
y se compadece de los desamparados». (Is. 49, 13)
Cuaresma.
Hay dolores y tristeza, silencios oscuros en toda la creación cuando triunfa el mal; cuando reina el desconsuelo fruto de la violencia, de la injusticia, de las guerras… Hay exultación, alegría y color, hay cantos y danzas que contagian a todas las criaturas cuando triunfa el bien y la verdad y la justicia y la paz.
Cuaresma.
Hay esperanza. Es nuestra misión más primorDíal, en un mundo tan tenso, tan polarizado, tan roto… Es nuestra urgente tarea: ser artesanos del cuidado, del consuelo, de la compasión. Cuidar y cuidarnos con tino, con mimo, con ternura, con el corazón en las manos. Reflejo, irraDíación de las entrañas del Compasivo. Es la hora de la ternura.
Plegaria
Señor y Buen Dios:
que nos buscas,
y sales continuamente a nuestro encuentro,
con un amor tan apasionado
como el de una madre.
Úngenos con el perfume de tu consuelo,
que podamos llevar a todos los afligidos
y a todas las víctimas del desamor
la experiencia del consuelo recibido