Día 35. – 8 de abril, martes de la quinta semana

«Toques» de la Palabra

«Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida». (Nm. 21, 9)

Cuaresma.

El mal está ahí. Y genera círculos Díabólicos que nos alcanzan. El veneno de la vida curvada sobre uno mismo; el veneno del dominio y la violencia… La mordedura del mal, de la insolidaridad, de la indiferencia… No vale mirar para otro lado. No sirve ocultarlo, camuflarlo, hacer como si no…

Cuaresma.

Hay esperanza. El Señor nos ha enseñado a mirar al mal de frente; mantener la mirada, no desviarla, no bajar los ojos, no ocultarse. Fijos los ojos en aquel que no se puso de perfil, que no se escapó, que cargó con «nuestras mordeduras venenosas». El mal solamente se atraviesa y se vence con la «debilidad» del amor que se mantiene, padece, se entrega…La vida, la salud… están brotando siempre de la Heridas gloriosas del Resucitado. Mantengamos la mirada sobre las nuestras; acojamos las de nuestros hermanos más débiles.

Plegaria

Señor y Buen Dios:
siempre misericordioso y salvador,
vagando por nuestros desiertos
de injusticia y falta de amor,
elevamos nuestro clamor
haciendo nuestro el gemido
de la creación entera.
Llénanos de fe y confianza
para poner los ojos en Aquel
que cargó sobre sí nuestras dudas y nuestra
maldad,
fue elevado en la cruz de la entrega gratuita y
universal
y resucitó desde ellas a la Vida Nueva.