Día 39. – 12 de abril, sábado de la quinta semana

«Toques» de la Palabra

«Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna». (Ez. 37, 26a)

Cuaresma.

Ucrania. Palestina. Israel. Myanmar. Kivu. Sudán… Horror. Muerte. Destrucción. Derrota de la humanidad. Oídos sordos por parte de los dirigentes de pueblos y naciones al grito, al clamor de las gentes. El grito de la ansiada, anhelada y suplicada paz. En los designios de nuestro Dios no hay otro propósito. Dios sigue clamando que solamente tiene designios de paz y no de aflicción.

Cuaresma.

Hay esperanza. Si no nos resignamos. Si no nos rendimos. Si no bajamos los brazos elevados de la oración. Si no cerramos los labios de las protestas. Desarmemos nuestras mentes, nuestras voluntades, nuestros corazones. Cada muerto, cada herido nos reclama: ora por la paz, reclama la paz, comprométete con la paz. Benditos los artesanos y sembradores de la paz que expresa la alianza de un Dios amante de la vida, defensor de la paz, combatiente contra el mal.

Plegaria

Señor y Buen Dios:
tus hijos e hijas están todavía
dispersos y divididos.
La violencia acampa a sus anchas
y el horror de la guerra
extiende su obra de aniquilación y muerte.
Haznos soñar de nuevo
el sueño que solo tú puedes hacer posible
y empújanos, con tu gracia creativa,
a adelantar ese día, como artesanos de la paz.