«Toques» de la Palabra
«… Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás» (Lc. 11, 29)
Cuaresma.
Cuando el corazón está latiendo a ritmo evangélico no se necesitan «signos» ni especiales, ni espectaculares; no se reclaman milagros, ni hechos tumbativos… en la «normalidad» se atisba lo trascendente; en lo cotidíano se adelanta el futuro prometido.
Cuaresma.
Hay esperanza. La mirada de un niño de la calle, la sonrisa de un voluntario exhausto, el grito de una víctima de abusos, las lágrimas de un exiliado… todo es proclamación, todo llama a conversión, todo es causa de vuelta al Evangelio del bien, de la verdad, de la vida abundante para todos.
Plegaria
Señor y Buen Dios:
que nos dejaste tu creación
y tu escritura santa
para conducirnos a la plenitud de la vida;
despierta nuestros sentidos
a la realidad sencilla de cada día
para escuchar tu Voz.
Y danos la gracia de interpretar tu querer
leyendo juntos tu Palabra,
en el acontecer de la historia.