Día del Padre

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Cada año celebramos el “día del Padre,” un día en el que se nos invita de expresar la gratitud que deberíamos sentir hacia nuestros propios padres.  Para algunos de nosotros es algo sencillo, tuvimos buenos padres; sin embargo, para otros muchos es complicado: ¿Cómo puedes sentir gratitud si tu padre estuvo la mayoría del tiempo ausente ó sufriste malos tratos?

Tristemente, en nuestro mundo hay muchos padres ausentes y muchos padres que han maltratado a sus hijos. Por esto, muchos de nosotros vamos por la vida peleando, inconscientemente por encontrar un equilibrio saludable entre la libertad y la disciplina en nuestras vidas.  En su lugar, vivimos vacilando entre el ser muy duros ó muy condescendientes con nosotros mismos.  Más aun, si tuvimos un padre ausente ó un padre maltratador, tendemos a andar por la vida siempre buscando inconscientemente algo que se nos ha sido negado, a saber, la aprobación de nuestro padre.  Esto nos deja cohibidos, frencuentemente enfadados y anhelando un padre.

El anhelo de un padre, el deseo de ser afirmados y bendecidos por nuestros propios padres, ó por alguien que les represente, probablemente es el hambre más profunda en el mundo, especialmente entre los hombres.  Mucha gente no ha sido afirmada y bendecida por sus propios padres, ó por la figura del padre en sus vidas.

¿Qué es un padre? Los antropólogos nos dicen que el arquetipo del padre tiene las siguientes cualidades: Es aquel que ordena, sostiene, alimenta, y bendece a la familia.  ¿Y qué implica esto?

En primer lugar significa que el padre ha ser el principio de orden en lugar de desorden.  Un buen padre vive de tal forma, que su familia se siente segura cuando él esta alrededor.  Un mal padre, por estar ausente, no es digno de confianza, ó por ser maltratador, hace sentir a su familia insegura.  Por ejemplo, vemos como un padre puede ser el principio de desorden cuando es infiel, cuando es un alcohólico, ó cuando está sometido a otras adicciones.  Su comportamiento entonces es impredecible y sus hijos van a estar siempre intentando adivinar si va a llegar a casa ó no – y de qué humor estará en el caso de que llegue a casa.  Lenta e impredeciblemente va a desgastar a sus hijos hasta el punto de que, sentirán a su padre como el principio de desorden, de caos.  A la inversa, un buen padre, incluso si su familia lo considera aburrido o poco interesante, va a hacer que su familia se sienta a salvo y segura.

En segundo lugar, un buen padre sostiene a su familia en lugar de pedirles que ellos le sostengan.  Un buen padre es un adulto, es una persona madura, no es un hermano ó un niño (en su comportamiento) siempre demandando que la familia lo apoye.  Un buen padre no convierte sus problemas ó preocupaciones, su propio cansancio y dolor de cabeza en el centro de atención de la familia.  Más bien intentar relacionarse, más allá de su propio cansancio y dolores de cabeza, de manera que el foco de su atención sean, sobretodo  las angustias y dolores de cabeza de su familia.

Un buen padre alimenta a su familia en lugar de alimentarse de ella.  Un buen padre no exige, sutil e inconscientemente, que sus hijos le den significado, satisfacción y gloria a su vida.  Más bien, está preocupado por que sus hijos y su familia encuentren significado, satisfacción, y felicidad en sus propias vidas.  Buenos padres, alimentan a sus hijos;  malos padres se alimentan de ellos.

Finalmente, un buen padre afirma y admira a sus hijos en lugar de exigir que ellos lo afirmen y lo admiren.  Un buen padre expresa a sus hijos su orgullo por ellos en lugar de que sentirse amenazados por su talento y logros.  El no exige que sus hijos expresen su orgullo por él.  Daniel Berrigan, en una madura autobiografía, escrita al final en su vida, comparte como él tuvo que pelear su vida entera con varios problemas, particularmente con la autoridad, debido a la ausencia de la bendición de su propio padre.  Él nos dice, por ejemplo, como sentía temor de compartir con su padre la buena noticia de que acababa de publicar un libro, porque temía los celos de su padre. Después de decir esto, le pregunta a sus lectores: ¿Qué hay de extraño en haber recelado y desconfiado de toda figura de autoridad durante toda su vida adulta? La ausencia de la bendición del padre nos constriñe el corazón.

Probablemente esta imagen pueda ser de ayuda: Cuando una vaca da a luz, su cría sale del vientre tremendamente constreñida, rígida, amarrada a una placenta que es como pegamento.  Sin embargo la naturaleza ha tenido esto en cuenta, y le ha dado a la madre el instinto propio.  La madre inmediatamente se voltea y lame la placenta de su cría.  Tan pronto como termina, la ternera se pone en pié, prueba sus patas, y empieza a caminar por sí misma.

Como seres humanos, nacemos con la misma condición.  Nosotros también llegamos a la vida constreñidos, con la diferencia de que para nosotros no es algo meramente físico.  Es una constricción más profunda y compleja – y nuestros padres están destinados a liberarnos proporcionándonos orden, sosteniéndonos, alimentándonos, y bendiciéndonos.  Ningún padre hace esto perfectamente, mas si tu padre lo hizo medianamente bien, expresa tu gratitud y cuenta con nuestras bendiciones!