Bloquear motores de búsqueda, cobrar un dineral por usar Internet, torturar a activistas para conseguir sus contraseñas de Facebook y Twitter, aprobar leyes para controlar lo que la gente puede y no puede decir en línea. Son sólo algunos de los métodos utilizados por los Estados, de China a Siria, de Cuba a Azerbaiyán, para impedir que periodistas, blogueros y activistas hablen sobre abusos contra los derechos humanos.
En algunos países, criticar a las autoridades por Internet es tan peligroso que, según Reporteros sin Fronteras, 2011 fue el año más mortífero para los ciberactivistas: varios internautas fueron víctimas de homicidio en Bahréin, México, India y Siria.
Pero periodistas, blogueros y activistas se las están ingeniando para esquivar los controles sobre Internet y garantizar que sus voces llegan a millones de personas en todo el mundo.
“La apertura del espacio digital ha permitido a los activistas apoyarse mutuamente en la lucha por los derechos humanos, la libertad y la justicia en todo el mundo” ha afirmado Widney Brown, directora general de Derecho Internacional de Amnistía Internacional.
“Los Estados están atacando a los periodistas y activistas en línea porque saben que estas valientes personas saben aprovechar eficazmente Internet para desafiarlos. Debemos resistir a todo intento de los gobiernos de menoscabar la libertad de expresión.”
Ataques contra periodistas en todo el mundo
Desde Pakistán hasta Colombia, desde México hasta Sudán, así como en la mayoría de los Estados que integran Europa Oriental y Oriente Medio, periodistas que trabajaban en medios de comunicación tradicionales fueron víctimas de acoso, ataques, prisión injusta e incluso homicidio simplemente por hacer su trabajo.
América
En toda América Latina y el Caribe, los periodistas que intentan poner al descubierto los abusos de poder, las violaciones de derechos humanos y la corrupción a menudo son blanco de ataques y hostigamiento.
En México, Colombia, Cuba, Honduras o Venezuela, las autoridades o las bandas criminales han actuado contra periodistas que informaban sobre asuntos de derechos humanos, abusos de poder y corrupción.
México es uno de los países más peligrosos del continente: quienes trabajan para medios de comunicación en el norte del país están especialmente expuestos a sufrir ataques.
El 28 de abril apareció el cadáver de la periodista Regina Martínez en su domicilio de Veracruz. Regina trabajaba para la revista política Proceso y llevaba más de tres decenios informando sobre asuntos de inseguridad, tráfico de drogas y corrupción. Las autoridades locales afirmaron que iban a investigar el homicidio.
Mientras, el Senado mexicano aprobó una ley para proteger a periodistas y activistas de derechos humanos amenazados.
Pero México no es el único país en el que los trabajadores de medios de comunicación corren un gran peligro por hacer su trabajo.
Dina Meza, periodista y activista de derechos humanos hondureña, recibió sucesivas amenazas de violencia sexual a principios de 2012. El 6 de abril caminaba con sus hijos por su barrio cuando observó que dos hombres les estaban haciendo fotos.
África
África es uno de los territorios más peligrosos para ejercer el periodismo. En países como Etiopía y Gambia, agentes de seguridad preparados para reprimir la disidencia someten a estrecha vigilancia periódicos, sitios web y emisoras de radio y televisión.
En Ruanda y Etiopía se procesa y condena a largas penas de prisión a periodistas por criticar políticas gubernamentales, informar sobre llamamientos a la protesta pacífica o denunciar corrupción entre altos cargos públicos.
Las autoridades de Sudán están inventando nuevas formas de actuar contra periodistas independientes, como tergiversar las leyes para impedir que se informe y multar a quienes critican a las autoridades.
En Gambia y Somalia, ejercer el periodismo es tan peligroso que muchos periodistas se van al exilio temiendo por su vida. Otros se exponen a ser detenidos por informar de manera independiente en el país. Desde 2007 se ha dado muerte al menos a 27 periodistas en Somalia, 3 de ellos en ataques selectivos perpetrados en la capital, Mogadiscio, en los últimos seis meses.
Ali Ahmed Abdi, periodista que trabajaba para un sitio web de noticias y para Radio Galkayo, murió el 4 de marzo por disparos realizados por tres hombres armados en la localidad de Galkayo, en el centro de Somalia. El 5 de abril, Mahad Salad Adan, periodista de Radio Shabelle, fue abatido a tiros por tres agresores en la localidad de Beletweyne, cerca de la frontera con Etiopía. Nadie ha comparecido ante la justicia por estos homicidios.
Asia y Oceanía
En Pakistán, uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, al menos 15 periodistas fueron víctimas de homicidio sólo en 2011.
Este año, el 17 de enero, Mukarram Aatif, periodista que trabajaba para Dunya TV y Deewa Radio, murió por disparos efectuados por talibanes paquistaníes cuando rezaba sus oraciones de la tarde en la localidad de Shabqada, a unos 30 kilómetros de Peshawar, capital de la provincia de Jáiber Pastunjua.
Un portavoz talibán dijo más tarde que el grupo había advertido a Aatif “varias veces que dejara de informar contra los talibanes, pero no lo hizo. Finalmente tuvo su merecido”.
Al igual que en China, periodistas y blogueros también actúan con miedo en Sri Lanka ya que saben que probablemente estén vigilando su correo electrónico y sus llamadas telefónicas.
En la mayoría de los países, las autoridades no han investigado adecuadamente los abusos contra periodistas. En Filipinas, por ejemplo, al menos 12 periodistas murieron a manos de hombres sin identificar desde el comienzo del mandato de Aquino en 2010 y todavía no se ha llevado a nadie ante los tribunales.
Periodistas de Internet y ciberactivistas también fueron objeto de abusos en varios países de Asia en 2011.
En China, donde hay 513 millones de usuarios de Internet, las autoridades han tratado de establecer un control férreo sobre lo que la gente puede leer y decir en línea.
Las fuerzas de seguridad someten por sistema a vigilancia, interrogatorios y hostigamiento a los blogueros que escriben sobre asuntos que el gobierno considera delicados; en algunos casos, estas personas han desaparecido.
A pesar de todo, los ciberactivistas chinos están demostrando una gran habilidad para encontrar maneras nuevas y creativas de sortear los controles del gobierno. En una campaña popular en favor del activista ciego Cheng Guangcheng, los simpatizantes han subido retratos de sí mismos con gafas oscuras o han puesto unas gafas oscuras en la foto de su perfil en las redes sociales.
Europa
En 2012, regímenes autocráticos de todo el territorio de la antigua Unión Soviética reforzaron su control del poder aplastando la disidencia, sofocando las críticas y reprimiendo las protestas. No fue un buen año para la libertad de expresión.
En Bielorrusia, la campaña de represión que sucedió a las elecciones presidenciales a finales de 2011 se prolongó durante el 2012, con varios destacados activistas de la oposición y dirigentes de organizaciones no gubernamentales encarcelados.
En Azerbaiyán, una nueva ola de protestas inspirada en la Primavera Árabe fue contestada con medidas represivas: se prohibieron las protestas antigubernamentales y se impusieron largas penas de cárcel a 14 de sus organizadores. En todo el año, periodistas y activistas fueron objeto de hostigamiento y detención por cargos falsos por poner al descubierto los abusos.
Uzbekistán y Turkmenistán, países cerrados que siguen manteniendo en secreto las críticas, continuaron silenciando las voces independientes.
En Rusia el panorama fue diverso. Las denuncias de fraude electoral generalizado en las elecciones parlamentarias desataron las protestas más multitudinarias que se veían en el país desde 1991. Aunque esas manifestaciones fueron autorizadas y transcurrieron pacíficamente, se disolvieron por sistema otras protestas más pequeñas y se practicaron detenciones de participantes.
Oriente Medio
Aunque en algunos de los países donde hubo revueltas en 2011 se transformó el espacio de expresión de los medios de comunicación, como en Túnez o Libia, siguieron imperando en toda la región las restricciones sobre la libertad de los medios de comunicación, legales y de otra índole.
En Irán, las autoridades mantuvieron amplias restricciones sobre el uso de Internet y desplegaron la ciberpolicía, recién establecida, por todo el país. En Arabia Saudí se aprobaron nuevas sanciones por publicar material que se considere ofensivo o contrario a las disposiciones de la ley islámica (sharia).
Los ataques a periodistas y blogueros fueron habituales en la región durante el año pasado. Periodistas han sido víctimas de homicidio o han sufrido detención arbitraria, tortura o acoso durante los disturbios en curso en Siria, durante el conflicto de 2011 en Libia y durante las revueltas de Túnez, Egipto, Yemen y Bahréin.
Los abusos han continuado después del fin de las revueltas. En Egipto se ha interrogado y detenido a periodistas y blogueros que habían criticado a las autoridades militares, mientras que en Túnez se han presentado cargos contra trabajadores de medios de comunicación por alteración del orden público o de la moral.
También se ha detenido arbitrariamente o acosado a periodistas y escritores en otros territorios de la región, como Irán, Irak, Jordania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Territorios Palestinos Ocupados, a menudo tras haber expresado críticas sobre las autoridades.