1. No tengas miedo. Dios nos quiere y está con nosotros. Jesucristo es el único Salvador. Los diosecillos del momento no han de poder con El.
2. Intenta consolidar tus convicciones. ¿Quién las ataca? ¿Con qué argumentos? ¿Con qué resultados? Jesús es verdad y es la Verdad, ayer, hoy y siempre. Contra Él no hay progresismo que valga.
3. No cedas terreno. No te acobardes. Preséntate como cristiano. Prepárate para dar razones y explicaciones de tu fe. Ten la seguridad de que nadie puede presentar otra cosa mejor.
4. Descubre el valor de lo que has recibido, conoces la grandeza y la bondad de Dios, cuentas con su perdón y sus promesas de vida eterna. Tienes contigo a Jesús. Eres miembro de su Iglesia, con muchos pecadores, pero también con muchos santos, hermanos y servidores de los pobres. ¿Hay quién dé más?
5. Reza más que antes. A solas. En casa. En los templos. Asegura por encima de todo la Misa de los domingos.
6. Honra con buenas obras tu nombre de cristiano. No hagas daño a nadie ni de palabra ni de obra. Haz todo el bien que puedas. Pon en ello el primer valor y la principal preocupación de tu vida.
7. No te dejes engañar por las propagandas del momento que siempre sirven a los intereses de los poderosos de este mundo. Jesús nos amó hasta el fin y nos dejó la verdad definitiva.
8. El fundamento de nuestra vida y de todo cuanto existe es el amor y la bondad de Dios. Confía en Él, déjate llevar por Él. Responde a su amor con tu amor y tu obediencia. Vive feliz como un hijo en casa de tu Padre, como Jesús, con Él y por Él.
9. Fortalece los vínculos con la Iglesia, con alguna lectura, con tus amistades, con la celebración del domingo. Que la Iglesia sea como tu familia a lo grande. Con el amor, la fidelidad y la ternura de la Virgen María.
10. Vive con alegría tu relación de fe y amor con Jesús. Él te llama cada día. Es tu mejor tesoro. Pon en Él tu corazón. Trata de conocerlo mejor. Ámale apasionadamente, Déjale ser el Salvador de tu vida. En Él tenemos la fuerza, la belleza y la alegría de la vida verdadera.