Medio millón de adolescentes, entre 13 y 14 años, aseguran sufrir agresiones por parte de sus compañeros. Esta situación impulsó a un sociólogo sueco a buscar una palabra que designase esta situación de acoso y agresión. El término hubiese pasado desapercibido si Estados Unidos no la hubiese adoptado. Y ahora ya se está implantando -sin castellanizar- en nuestra piel de toro.
Preguntado uno de estos jóvenes matones por la razón de su actitud con uno de sus compañeros, contestó olímpicamente: “Es un pringao. Le pego porque se lo merece”.
De estos polvos
La psicóloga María José Díaz-Aguado, que prepara un informe para el Ministerio de Educación, ha detectado tres modelos de contexto familiar: "O bien los adultos utilizan una forma autoritaria y cruel para someterlo, que luego él reproduce como dominador, o bien es el niño quien empieza a someter a los adultos, convirtiéndose en un pequeño tirano. Y una tercera situación, que vemos cada vez más donde se mezclan las dos cosas: adultos que permiten en exceso cuando tendrían que decir que no y que luego, desesperados, acuden a procedimientos autoritarios como pegar al niño. Las tres condiciones aumentan el riesgo de violencia en el niño."
Isabel Navarro, comenta de uno de estos acosadores, que su madre trabaja doce horas. Es directiva en una empresa, tiene cuarenta años y está divorciada. El hijo entra y sale de casa cuando quiere. Los fines de semana suele decir que va a dormir a casa de un amigo y siempre le dejan: "Los padres no son tontos, pero les gusta hacerse los tontos. Así no discutimos."
Con matices, abundan situaciones familiares parecidas, que evidencian la afirmación de Esteban Ibarra, Presidente del Movimiento contra la Intolerancia: "La clave del acoso entre escolares, tal y como se da hoy, es que el proceso de socialización del adolescente ha cambiado: cada vez tiene menos peso la familia y la escuela, y más los Medios de Comunicación y los colegas."
Los medios de comunicación
Vamos a dejar en paz, por hoy, a las pandillas de colegas y divagar sólo un poco por las cadenas de televisión que se saltan a la torera los horarios de protección al menor ( de 17 a 20 horas).
Un equipo de profesores universitarios después de visionar la programación de los canales de TVE, Antena 3, cuatro, la sexta, Tele 5 y Telemadrid, han declarado que es escandalosa la irresponsabilidad de estas cadenas -excepto TVE y Telemadrid- que no cumplen en absoluto la firma de autorregulación que ellas mismas acordaron cumplir en la franja horaria más accesible a niños y adolescentes. Destacan La Sexta y La Cuatro por el mayor número de incumplimientos.
Un 70% de los menores pasan más de dos horas diarias ante el televisor y se tragan grandes cantidades de violencia, sexo, cotilleos, difamaciones, inyección sutil de antivalores.
Con razón la Agrupación de Telespectadores después de analizar los contenidos que se emiten en esas horas clave, han declarado: Televisión violenta, jóvenes violentos.
De estos polvos vienen los lodos del acoso. ¿Creen los lectores que la solución es crear -como en Gran Bretaña- refugios antibulling donde se imparten técnicas para defenderse de los agresores?
Responsabilidad de las familias
El informe de los profesores universitarios advierte que no se debe olvidar la responsabilidad de las familias. La solución viene de que se acepte una tarea común en la educación: las familias en primer lugar, los profesionales de la enseñanza, los profesionales de la comunicación, las autoridades .públicas -hay que gritárselo fuerte- y también las Agrupaciones de Telespectadores.
Pero sobre todo las familias cristianas deben tomar a pecho formar a sus hijos con criterios sólidos que vayan cuajando en las capacidades de juicio crítico de nuestros jóvenes.¿Qué podría esperarse de una juventud incapaz de distinguir los caprichos de los valores?
Benedicto XVL pide a los padres y madres que recen juntos, que vayan a Misa juntos, que dialoguen. En una de las alocuciones después del tradicional rezo del Ángelus, el Papa aseguró que "el mundo necesita hoy de familias que vayan contra la corriente de modas culturales, inspiradas por el hedonismo y el relativismo. Es particularmente necesario su testimonio. Hacen falta familias que estén dispuestas a realizar con generosa dedicación su misión en la Iglesia y en la Sociedad".
En esta misma alocución lanzó un llamamiento a los responsables de la vida pública para que apoyen a la familia. ¿Sermón en desierto?