El Super-Cantico

Esta es mi vida

Los afortunados que trataban con frecuencia a Jorge Guillen, estaban acostumbrados a su simpa­tía y amena conversación. Algunos le sugerían que escribiese sus memorias, pero siempre recibí­an la misma respuesta: "Mi vida es mi poesía";

"Mi vida es este mar, estas montañas,
la arena dura junto al oleaje,
mi amor y mi labor,
hijos, amigos, libros,
el afán que comparto a cada hora
con el otro, lo otro, compañía
gozosa y dolorosa."

Sin embargo en las últimas semanas de su vida entró en un profundo silencio, roto sólo para ex­presiones de afecto y gratitud para los que le ro­deaban con mimo, y hasta algún piropo a la gua­pa enfermera.

Pero sobre todo se volcaba en manifestar su ca­riño a sus hijos y manifestarles su gratitud por sentirse tan querido. Con razón el poeta de "Cán­tico" había dicho muchas veces que sus hijos era "lo mejor que había hecho en su vida, eran su "Supercántico".

Pero si amar había sido constante en su vida, al final de ella que llegaba "tan callando", sentía a fondo que la "única verdad era amarse."

Defended lo mejor: vuestros hijos

Recuerdo ahora la famosa frase de la madre de Boabdil al entregar Granada con lágrimas: "Llora como mujer, ya que no has sabido defenderla co­mo un hombre."

No quiero ser cruel con las lágrimas de tantos padres, de las mil formas de llorar -como dijo el poeta zamorano, León Felipe- al comprobar que las ilusiones tejidas sobres sus hijos, han sido so­lamente sueños del corazón. Por el contrario quie­ro indicar algunas pautas que tengo ilusión sirvan para evitarlas.

La sociedad misma se está dando cuenta del problema que representa la necesidad que hoy tienen muchas familias de trabajar ambos cónyu­ges para salir adelante. Esta situación trae como consecuencia un cierto abandono de los hijos. Por eso se vislumbras soluciones y se ha creado el premio "Conciliación Familia-Trabajo", en la reali­dad pyme con premios para "Empresa Flexi­ble".Una buena noticia.

Pero todavía es una realidad sangrante para muchos padres la incompatibilidad de los horarios laborales con los escolares. Y no queda otra solu­ción que aparcar a los hijos en clases extras de ju­do, de inglés, de ballet… y se justifica además porque hay preparar a los hijos para un futuro competitivo. Los yanquis llaman a estos padres "pushy parents" (padres agobiantes). Y lo más do­loroso es que no encuentran tiempo para escu­char sus historias colegiales, para rezar juntos, pa­ra transmitir una fe viva.
He oído más de una vez a padres de familia, que se conformaban y estaban contentos porque sus hijos no eran drogadictos, ni violentos, ni adictos al botellón. Creo que no es suficiente y sus hijos merecen que se les marque ideales de más altura para defender su única vida de ambientes cada vez más deletéreos que les rodean.

Campaña antivalores cristianos

Son muchos los testimonios de educadores y asociaciones de padres que observan en TV, re­vistas y lecturas para niños y adolescentes, textos intencionados presentando antivalores cristianos como algo normal. Dicen que deben reventar tan­to tabú obsoleto.

Cristina Ruiz Ogarrio pedagoga y madre de sie­te hijos avisa que "Todo libro aporta algo para bien o para mal… no creo que queramos perder una oportunidad de educar a nuestros hijos o que estemos dispuestos a dejar que los maleduquen."

También los Comics, ese arte de combinar la na­rración y el dibujo, entran en liza. Y como este ar­tículo quiere ayudar a prevenir para evitar lamen­tos, voy a transcribir una larga cita del escritor y también padre de familia Miguel Aranguren: "Co­mo lector asiduo de cómics, soy consciente de que son una puerta abierta a muchos comporta­mientos inadecuados y peligrosos para la infancia y la juventud. Sus viñetas abusan de la violencia, del sexo explícito, de la pornografía y de un len­guaje a todas luces inadecuado. Las tiendas espe­cializadas en la materia, que colocan en sus esca­parates atractivos reclamos para chavales, son au­ténticos almacenes "gore", verdaderos "sex shops" en los que no existe ningún tipo de control sobre el material que ofrecen a los menores, a quienes se permite hojear y leer a su antojo."

El proceso de influencia es enorme. Se esta­blece una comunicación que se adentra en las mentes indefensas de niños y adolescentes.

Y ya de paso quiero recordar la campaña de acoso y recibo de la asignatura de religión y dar ¿qué? una "trágala" de "Educación para la Ciuda­danía". Cuando escribo estas líneas la Conferencia Episcopal ha anunciado la celebración de un sim­posio para tratar el tema y supongo oponerse a una educación que, al menos en parte, es contra­ria a los valores evangélicos que las familias cris­tianas desean para sus hijos. Hay que saber de­fender su formación: "Corren tiempos recios -es­cribía Santa Teresa- no aptos para espíritus apo­cados. Animas animosas quiere el Señor."

Epílogo

Deseo con el máximo interés que las familias cristianas, puedan gozar al ver que sus hijos re­presentan para ellos su Supercántico.