Señor y Padre mío,
por medio de Jesucristo, tu hijo,
destrozado y muerto en la cruz
para cumplir tu voluntad
realizando así el misterio insondable
de la salvación del mundo;
por medio de Jesucristo,
destruido para que yo me construya,
muerto para que yo viva,
condenado para que yo me salve;
por medio de Jesucristo,
palabra tuya que me revela tu amor,
hijo tuyo que me convierte
en su hermano
al participarme su filiación divina,
pontífice que salva las distancias
y los abismos que separan
tu amor del mío,
tu historia de la mía,
tu nombre del mío;
por medio de Jesucristo,
el orante,
el intercesor,
el que siempre es escuchado
por su actitud reverente,
concédeme, Padre,
"que todas mis intenciones
acciones y operaciones sean
puramente ordenadas
en servicio y alabanza
de tu divina Majestad."
Amén.