Entre las ruinas del Tifón Yolanda

23 de noviembre de 2013

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Teofisto Suan se sienta solo en una carretera fangosa en Daanbantayan en el norte de la provincia de Cebu y dice que la falta de comida y de agua podrían acabar con su vida. Cuatro días después de que el super tifón Haiyan, o Yolanda, arrasara las islas de Visayas en el centro del país, la situación seguía caotica. "No sé qué hacer, decía el campesino Teofisto . Mi esposa está enferma y mis cuatro hijos tienen hambre".

Los medios de comunicación han especulado que el tifón podría haber causado la muerte de hasta 10.000 personas y desplazado hasta ocho millones más en la provincia de Leyte solamente , después de una tromba agua de más de 5 metros que arrasó la ciudad de Tacloban. A pesar de las estimaciones de víctimas, el gobierno dice que la cifra de muertos asciende a más de 3.000 muertos, 3.665 heridos y mas de 100 desaparecidos.

Las agencias de ayuda, grupos de ayuda y periodistas se apresuraron a establecer puestos de emergencia en la ciudad de Tacloban, pero en Daanbantayan había poca evidencia de las operaciones de socorro en los días posteriores al tifón. Una fundación privada distribuye pequeñas cantidades de comida y agua, pero no lo suficiente como para satisfacer la creciente necesidad. La situación en Tacloban no era mucho mejor, a pesar de la presencia más activa de los voluntarios y trabajadores llegados de fuera.

Desesperados por el hambre y la sed, los supervivientes han saqueado tiendas, almacenes de ayuda y centros comerciales mientras que otros han rastreado las viviendas dañadas buscando cualquier cosa comestible. El personal de seguridad en Tacloban se ha visto impotente para detener las crecientes multitudes de saqueadores. Los residentes de la devastada ciudad dicen que la distribución de artículos de socorro ha estado, y sigue estando, bastante desorganizada; una situación caótica agravada por el hecho de que no existe corriente eléctrica en toda la isla.

"Este es un pueblo fantasma, nos decían. La única opción ahora es salir de la ciudad y tal vez regresar después de un año o dos".  Todos los que pueden salir de la isla a través de aviones militares o barcos van a Manila o las ciudades cercanas de Mindanao o Cebu. El gobierno ha declarado la ciudad de Tacloban en estado de emergencia y un millar de policías se ha desplegado en la zona en un intento de restablecer el orden.

Al menos 32 países, así como organizaciones internacionales han prometido asistencia de socorro en dinero o en material de ayuda humanitaria, que asciende a casi 80 millones de dólares. El ejército de Estados Unidos también ha desplegado 150 efectivos para ayudar en las operaciones de búsqueda y rescate. "Lo peor ha pasado. Hemos sobrevivido. Es hora de que la unidad. Vamos a reconstruir Tacloban en honor de nuestras familias y seres queridos que murieron durante el desastre", dijo el alcalde la semana pasada.

Pero los supervivientes dicen que permanecen en el limbo y el sufrimiento sólo está empeorando. "No tenemos nada que comer, no hay refugio, no hay nada. ¿Dónde y cómo vamos a empezar?"

Los Claretianos tienen una comunidad en la ciudad de Ormoc en la isla de Leyte, el noviciado internacional para varios países de Asia. También han sufrido los efectos del tifón y todos los tejados de los edificios han sido destruidos. Lograron refugiarse junto con las familias vecinas en el primer piso del edificio de formación. Ahora están dedicados junto con los novicios a ayudar a las familias de los cinco barrios que están bajo nuestro cuidado pastoral. La ayuda va llegando para procurar comida y agua desde la ciudad de Cebu comunicada por barco, pero no lo suficiente para tantas familias..

Se han desplazado dos claretianos para ayudar en las tareas de ayuda humanitaria más urgente y a la vez presentar las necesidades más básicas de los habitantes de esta zona. La respuesta generosa de la familia claretiana va llegando y es una nota de esperanza en la reconstrucción física y moral de estas comunidades.

Angel Calvo

 


Angel Calvo es Misionero Claretiano trabajando desde hace más de 40 años en Filipinas.