Se refiere al conjunto de libros que la Iglesia reconoce como inspirados por Dios para expresar de forma privilegiada y autorizada su Palabra, su revelación a la humanidad. Por ello son punto de referencia fundamental para la fe y la vida de la Iglesia en todos sus aspectos. Para el cristianismo de los orígenes, «las Escrituras» coincidían con los libros sagrados del Judaísmo (los 46 escritos del Antiguo Testamento). Lo que allí era anuncio y preparación encuentra pleno cumplimiento en el acontecimiento de Cristo, muerto y resucitado, «según las Escrituras». Del testimonio de estos hechos nacen los 27 escritos del Nuevo Testamento. Las Escrituras no se pueden separar de la tradición viva en la que han sido elaboradas, conservadas y hechas vida. Su interpretación, pues, debe hacerse en la Iglesia, que cuenta con la asistencia del mismo Espíritu que inspiró su redacción. La Escritura, leída, meditada, orada, contemplada y hecha vida es medio tradicional por excelencia de crecimiento espiritual.