PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Marcos 1, 14-20
Convertíos y creed en el Evangelio
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio." Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
La liturgia nos presenta un texto compuesto por dos trozos diferentes:
– Los dos primeros versículos concluyen la introducción del Evangelio dando salida de escena a Juan Bautista con el fin de su actividad y entrada a Jesús, que comienza la suya. Marcos condensa la predicación de Jesús en una frase sintética compuesta de dos partes, cada una de ellas con dos afirmaciones concadenadas: "tiempo oportuno" – llegada del "Reinado", por un lado, y "cambio de mentalidad" – aceptación de la "Buena Noticia", por otro. Cada uno de los cuatro conceptos encierra un gran significado, que Marcos irá desplegando en su evangelio. Nos quedamos con que el comienzo de la actividad de Jesús implica el comienzo del Reinado de Dios, lo cual es la Buena Noticia (o "Ev-Angelio") que se realiza en el momento adecuado. Al encontrarnos con este tiempo oportuno, el lector ha de dar una respuesta con una mentalidad nueva, aceptando ese Ev-Angelio.
– Los demás versículos inician la primera parte del evangelio de Marcos. Jesús suma a su actividad a otros agentes (a otros "pescadores de hombres", una metáfora poco habitual pero conocida en el Antiguo Testamento). Marcos narra de forma paralela dos llamadas a dos parejas de hermanos para que le sigan. El seguimiento les supone dejar la empresa paterna.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
“Se ha cumplido el plazo….” ¿De qué me está hablando el evangelio, de que plazos habla?. Siento que el Señor me apremia a volver la mirada hacia él y a vivir con coherencia sus enseñanzas. El tiempo va corriendo y es posible que no vuelva a tener ocasión de responder al Señor si hago oídos sordos o aplazo la respuesta. Mi reloj biológico del tiempo se está atrofiando, tengo la sensación de que pasa como un tren de alta velocidad, además estoy perdiendo el sentido del mismo y cada vez con más frecuencia me desoriento en el orden en que ocurrieron las cosas y no se ponerle fecha a ciertos acontecimientos. Ver lo rápido que pasa la vida y los acontecimientos vividos últimamente, me ha llevado a reflexionar sobre lo que me quede por vivir y por hacer y desde luego a valorar todo desde otra dimensión más profunda y verdadera. ¡Qué importancia cobra el darme cuenta del momento que vivo!, descubrir el sentido de los acontecimientos, saber interpretarlo correctamente para no perderme oportunidades ni desperdiciarlo teniendo conciencia de las oportunidades que me está dando el Señor, porque veo que la mano de Dios ha obrado en mi vida, estoy viviendo un momento de conversión, un tiempo de salvación.
DESDE UN PADRE DE FAMILIA
(Hombre, casado, padre de dos hijos, trabaja, pertenece a movimiento eclesial)
Zebedeo no ocupa un lugar principal en el relato de ninguno de los evangelistas. Nada nos cuentan realmente de él. Sin embargo, todos ellos hacen alusión a una cuestión no menor. Zebedeo era el padre de Santiago y Juan. Zebedeo, pues, era un padre de familia.
Marcos no nos cuenta nada acerca de la reacción de Zebedeo ante la marcha de sus hijos en seguimiento de Jesús, pero no resulta complicado imaginar que sin duda le supondría una renuncia. A la pérdida afectiva se le unía otra pérdida no menor en esos tiempos, la pérdida de la fuerza productiva de dos hijos que le ayudaban en su tarea y proseguían su mismo camino dándole continuidad. A pesar de ello, el evangelista nada nos narra de que discutiera su decisión, opusiera resistencia o anduviera por los caminos lamentándose por su pérdida e intentando su regreso al hogar y tarea familiar.
Me gusta imaginar que Zebedeo aceptó gustoso que sus hijos, como nuestros hijos, no eran de su propiedad, y que la llamada del Señor para hacerlos pescadores de hombres constituía el mejor y más poderoso motivo por el que abandonar el hogar familiar. Me gusta imaginar también, en fin, que aun cuando muchas veces, con la mejor de nuestras intenciones, intentamos reproducir en nuestros hijos arquetipos y anhelos, sabremos en casa encontrar en el Señor la generosidad necesaria para dejarles recorrer su propio camino, con la confianza de que éste, siempre, les dirija a ti.
DESDE EL MANEJO DE LAS EMOCIONES
(Hombre, psicólogo, casado, padre de dos hijos, trabaja,)
Yo nunca pensé ser lo que soy, nunca pensé de joven dedicarme a lo que me dedico, quería ser otra cosa. Pero pasaba el tiempo, seguía persiguiendo lo que quería y no lo conseguía, algo pasaba que todo aquello en lo que soñaba, me era negado (a veces por detalles incomprensibles). Sin embargo llegó un momento donde dejé de perseguir y me centré en lo que seguía haciendo, y vi que me gustaba, que era muy válido para lo que hacía, y que parecía ayudar a la gente. Tenía una especie de facultad que yo intuía pero no la veía, pero que parecían ver por mi. Pasaron los años y ese camino me fue ofreciendo un futuro, no solo profesional, sino personal, de pronto me di cuenta que en mi vida, alguien escribía derecho con renglones torcidos. Yo seguía encabezonado en lo torcido y alguien, me dirigía derecho hacia el plan que parecía haber para mi. A veces me sigo encontrando en situaciones que cuando me paro a pensar me sonrío, y pienso en si esto es lo que me tiene deparado el futuro, o aquello que dirige mis renglones torcidos me está queriendo decir algo. Y me dejo llevar probando a ver lo que me depara, a ver donde llego, a ver que sensaciones me produce. vivimos en un mundo demasiado determinista sin darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones debemos dejarnos llevar sin oponer demasiada resistencia, a veces alguien, sin darnos cuenta corrige nuestros renglones torcidos y nosotros podemos decidir si permitimos que nos ayuden, o no. En muchas ocasiones hay que dejar de pensar y hay que sentir.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)
¡Conviérteme, Señor!
Haz que disminuya mis quejas, mis juicios, mis subidas de ego,
aunque esté muy cansado,
aunque esté lleno de incertidumbres,
aunque me canse tanta y tanta mediocridad
que sale de mi yo y de mis deseos.
Que reconozca mi realidad tan llena de posibilidades y de límites,
mi vida real, llamada a ser instrumento de Reino vital y santo.
Hazme humilde, hazme sencillo, hazme silencioso
pon fuera y por dentro.
¿Qué hay, realmente de terrible, de tragedia, de irreversible en mi vida?
Muy poca cosa. Casi nada.
¡Señor, sosiégame, aliméntame, seréname!
Aumenta mis agradecimientos en todo lo que me pasa,
mis bendiciones a todos los que me encuentro,
mis buenas vibraciones para todas las personas
con las que comparto trabajo, ciudad y culto.
Impúlsame a desear menos:
vivo rodeado de seducciones llenas de banalidades.
Haz que necesite menos objetos.
Haz que necesite menos reconocimientos.
Haz que necesite menos poder para controlar y predominar.
Que cuide mi diálogo interno tan autosuficiente y tan pretencioso.
Que reconozca que mis interpretaciones de lo que pasa
son vana palabrería
porque lo importante son las personas,
las personas y no lo que hacen,
las personas y no lo que dicen,
las personas y no lo que me parece que son sus intenciones.
Señor, que mire, aunque sea un poco, a los demás
como tú mirabas a todos los que te encontrabas por la vida.
Señor, que disfrute más de la vida cotidiana.
Que sea como los niños que juegan, saltan, ríen,
se asombran, se abrazan,
quieren de verdad cuando toca querer.
¡Conviérteme, Señor,
hazme renacer a la nueva inocencia,
renacer a la nueva vida,
renacer a la autenticidad sanada
de los hijos de Dios!
¡Conviérteme, Señor
en un instrumento de libertad,
de alegría,
de confianza…
Especialmente en estos tiempos extraños,
de pandemia,
de desconcierto,
de miedo!
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 3 hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar) (2009)
En las lecturas de estos Domingos siguientes a Navidad, aparece Jesús «llamando», como diciendo: «Bueno, vale ya de sentimentalismos y ternuras por el Niño-Dios nacido, basta de ya de celebraciones, y os llamo a trabajar por el Reino, ¡que hay mucho que hacer!»
Y así está la liturgia de la Palabra, sin perder tiempo. Recordemos esta semana el momento de nuestra vida en que sentimos fuertemente su llamada, aunque ya sabemos que el Señor nos llama siempre, pero aquel momento en el que algo cambió en nuestro interior, en el que nuestra alma dio un vuelco, en el que estábamos dispuestos a dejarlo todo. Es importante saber que hubo un tiempo en que sentimos ese «enamoramiento». Ahora, esa sensación cambia algo, como en un matrimonio, la etapa de enamoramiento es preciosa, con sus sensaciones tan especiales, pero luego viene el día a día, aprender a quererse los esposos, a intentar hacerse, desde por la mañana, el día más feliz el uno al otro. ¡Eso es lo difícil y a la vez lo apasionante!. Pues pongámonos manos a la obra, intentemos desde primera hora, hacer más feliz al Señor, por que lo queremos, por que ha dado sentido a nuestra vida, por que descubrimos que Él sí que sabe querernos, además de enamorarnos el día de su llamada.