Evangelio Seglar para el 10 de Noviembre de 2024.

9 de noviembre de 2024

PRIMER PASO: LECTIO

¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Marcos 12, 38-44

Esa pobre viuda ha echado más que nadie.

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

NOTAS BÍBLICAS

En el capítulo anterior, Jesús calificó el Templo como «cueva de bandidos» cuando debiera ser «casa de oración»; ahora acusa a los Escribas -entendidos en Biblia- de «devoradores de los bienes de las viudas» mientras aparentan con «largos rezos».

Ahora Jesús observa desde fuera lo que pasa en esa «cueva de bandidos», y no se fija en los «rezos» que sería lo propio de una «casa de oración», sino en los «bienes» que se depositan de acuerdo a lo mandado, y «observa» cómo «los bandidos» «devoran todos los bienes» de una «viuda pobre», que consistía en las dos monedas más insignificantes, equivalente a un cuarto de jornal.

Jesús no dice que se deba dar los «bienes» a esos «devoradores» en esa «cueva de bandidos»; no pone de ejemplo a esta víctima del Templo donde Él acaba de volcar las mesas a los cambistas de «monedas «y donde los «escribas» junto a los sacerdotes del Templo están buscando cómo matarle.

Jesús, como la viuda, será otra víctima, también «echando toda su vida» en su pasión y muerte.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA EXPERIENCIA MISIONERA
(Mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)

Jesús se fija en las viudas. En la cultura judía, la viuda pasaba a depender de los hijos varones, si los tenía; las de alto rango, poseían medios económicos familiares, pero la mayoría quedaban sin recursos y cuando no podían trabajar por edad o enfermedad, vivían de las limosnas. Por eso, en el Antiguo Testamento, hay una preferencia de Dios por el derecho de los más vulnerables: las viudas, los huérfanos y el extranjero.

Jesús denuncia la hipocresía del poder religioso: que a los escribas les gusta tener prestigio, pero también cómo han empobrecido a las viudas “devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos”. Es una acusación muy fuerte de la perversión del querer de Dios. Esto nos interroga; cuando realizamos un servicio en la Iglesia o en la sociedad, ¿lo ejercemos como servicio o para tener prestigio y ser alabados?

En la segunda parte del texto, Jesús da una gran enseñanza explicada con detalle: Jesús, que está en el Templo, se sienta frente al arca de las ofrendas y observa a los que van echando dinero, muchos ricos echan mucho y una viuda pobre echa dos moneditas, las de menor valor, que circulaban por Judea.

Luego, llama a los discípulos y les pone a la viuda pobre como ejemplo: ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. Es decir, ha cumplido el principal mandamiento “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente con todas tus fuerzas” Mc 12, 30.

Esta enseñanza de Jesús enaltece a quienes no cuentan, el amor a Dios es en lo escondido (dar todo lo que se tiene: tiempo, cariño, cuidado, dedicación. amor…), no según las apariencias y juicios mundanos (ser importante, dar mucho dinero, tener prestigio). La Iglesia en general, y nosotros en particular, ¿valoramos la cantidad de tiempo, energía, creatividad y recursos que dedican las mujeres sencillas a la limpieza, catequesis, arreglo y cuidado de las iglesias? ¿Ponemos “todo” lo que tenemos al servicio de Dios, es decir, al servicio de los demás?

DESDE EL COMPROMISO
(Mujer, soltera, voluntaria de ONG, pertenece a comunidad cristiana y Movimiento Seglar)

Siempre que leo este evangelio me vuelve al corazón un recuerdo de hace ya bastantes años. Ella era viuda, con hijos y nietos a los que sostenía con su pequeña pensión, que no le alcanzaba lo suficiente. Periódicamente venía, sola y con dificultades de movilidad, a pedir ayuda para llegar a fin de mes y a compartir con nosotros su vida y sus problemas. En Navidad apareció con un pequeño collar de plástico de regalo para mí. Poco valor material pero todo lo que se podía permitir.  Y todo el amor. Pocas veces he recibido un regalo que expresara tanto cariño. Esta situación no es infrecuente entre los más necesitados y vulnerables. A menos recursos, más generosidad. Y esa realidad experimentada tantas veces siempre me cuestiona.

¿Cuáles son las dos monedas que me guardo sin compartir? No solo a nivel material. Hay muchos «bienes» que necesito en mi vida,  y a veces me parece estar compartiendo siempre «lo que sobra». Comparto, claro. Pero casi siempre es el dinero que no me hace falta para llegar a fin de mes ni cubrir mis gastos personales (gimnasio, plataformas de tv, viajes o salida de fin de semana), el tiempo que no está ocupado por el  trabajo, ocio, el descanso, mi familia o mis amigos, la ropa que ya no necesito cuando cambia la temporada, la implicación en las relaciones personales que no me afecta emocionalmente demasiado…

El Señor me pide darlo todo y no es fácil, porque además he tenido la suerte de que me ha dado mucho.

Este texto es para mí una llamada de atención importante para revisar mi vida y un recuerdo agradecido a tantas personas humildes y sencillas que me enseñan cada día el verdadero significado de compartir con generosidad y amor.

TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a Movimiento cristiano)

NO QUIERO ESTAR LEJOS DEL REINO

Señor Jesús, no quiero estar lejos del Reino.
¿Qué sería de mí?

Señor Jesús,
ante ti, el que se entregó totalmente,
ante ti, el que confió completamente,
ante ti, el de la total libertad para amar…
Señor Jesús, ante ti, hoy me pregunto:

¿Cómo gestiono lo que tengo,
qué hago con mis dones,
dónde deposito mi corazón?
¿Dónde voy con mi vida?

Señor Jesús, ¿qué hago con mi humildad?
Afiánzame.
Sanea mi soberbia.
Bájame de mis delirios de virtud.
Sitúame en mi verdad.
Sitúame en el mundo como tú estuviste:
abierto totalmente a Dios
y abierto totalmente a los hombres.

Señor Jesús, ¿cómo realizo mi prudencia?
Acógeme.
Cura mis juicios temerarios.
Impúlsame hacia la misericordia.
Ánclame en lo mejor de mi corazón,
ahí donde tu habitas misteriosamente.
Que mire la realidad como tú la miraste.

Señor Jesús, ¿cómo genero confianza?
Purifícame.
Limpia mi ansia de poder y de influencia.
Sitúame en la fraternidad.
Que sea como tú, sembrador
de semillas de comunión.

Señor Jesús, ¿cómo custodio mi fidelidad?
Autentifícame.
Refuerza mis vínculos.
Enraízame en la comunión.
Amorízame.
Santifícame.
Abre aún más mi corazón.
Sé tú mi alimento.

Amén. Aleluya.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO

¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?

(Mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad eclesial y movimiento Seglar)

«Ha echado todo lo que tenía para vivir»

Al igual que la parábola de la lámpara encendida, que no ha de esconderse, este pasaje de la limosna dada por la viuda es en los Evangelios, uno de mis favoritos.
Como Jesús, me veo motivada a observar a la viuda, ya que otro(a) en igual condición, fácilmente esperaría que sea la sociedad, quien le provea de ofrendas y más.
Sin embargo, la viuda ni espera, ni guarda. Generosamente entrega su haber y lo pone a disposición de su prójimo.
Enséñanos Jesús, a poner en orden nuestra relación con los demás, por medio de la limosna, fruto de la caridad, en lo material y en lo afectivo.
Ayúdanos Jesús, a estar en sana relación con nosotros mismos, como la viuda, mediante la oración, el buen ánimo y el sacrificio de lo que nos cuesta.

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