Evangelio Seglar para el Domingo 11º del Tiempo Ordinario (18-06-2023)

17 de junio de 2023

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Mateo 9,36-10,8

Llamando a sus doce discípulos, los envió

En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies." Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: "No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL AMOR CONYUGAL

(Matrimonio, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

El mundo necesita matrimonios dispuestos a salvar y sanar a otros. Jesús cuenta con nosotros para extender su reino. Pero no nos ha llamado de cualquier manera, nos ha llamado juntos. Somos signos de la presencia del Reino cuando permanecemos unidos, cuando nos amamos a pesar de las diferencias y dificultades.

Jesús nos da instrucciones claras: curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos y echar demonios en nuestro día a día. 

Curamos enfermos cuando somos capaces de acoger y completar las limitaciones de mi cónyuge, cuando en lugar de poner el foco en todo lo que no hace o en lo que hace mal pongo el foco en su esfuerzo del día a día. 

Resucitamos muertos cuando a pesar de las dificultades de la vida de pareja, que a veces se presentan humanamente insuperables, nos ponemos en manos del Señor y seguimos caminando juntos, siendo capaces de superar el abismo que a veces se presenta entre nosotros poniendo misericordia. 

Curamos leprosos cuando amamos a nuestro marido/esposa en sus defectos. Porque amar en las virtudes es fácil, pero amar cuando no recogió la loza o se olvidó de vestir al niño para el cumple…no tanto. 

Somos capaces de expulsar demonios cuando tras una pelea, una diferencia o un silencio insuperable nos ponemos delante de Dios para junto a Él reconducir la situación.

Todo esto no es posible con nuestros propios medios. Solo contando con Él en la oración, y a través de los sacramentos podemos responder a esta misión. La alegría por el regalo que supone tenernos el uno al otro no se puede quedar entre nosotros, tiene que salir hacia los demás con generosidad. Los que experimentamos la Gracia de Dios en el sacramento del matrimonio estamos especialmente llamados a testimoniar y ayudar a otros matrimonios.

DESDE EL TRABAJO EN LA ENSEÑANZA

(Mujer, casada, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Jesús se compadece, la gran revelación de Dios, siempre se apiada del sufrimiento de la humanidad.

Jesús sabe que el pueblo está perdido y necesita escuchar la voz de su AMO.

Podía haberlo consolado Él sólo, pero contó con los discípulos. Les da la autoridad de acabar con el mal, pero, ¿cómo? Con el lenguaje del AMOR.

El educador que ejerce una autoridad lo hace sólo cuando es consecuente y verdadero con sus alumnos. Así, los alumnos no obedecen a la persona que les da clase. Obedecen a un ideal, un cariño, un AMOR con el que se sienten identificados.

No impongamos nuestros criterios, abramos la mente y el corazón a los otros. Seamos instrumentos de Dios en la tierra.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, nos faltan palabras
para darte gracias por tu llamada
a cada uno de nosotros
por nuestro nombre propio!…
¡tantas y tantas veces sentimos
que nuestra fe es débil
y nuestro compromiso poco consistente!
Aun así, nos sentimos asociados
en la fe y en la vida
de tantos profetas,
de tantos enviados,
de tantos misioneros
que, con su vida, han cantado
la grandeza de tu amor,
de tu presencia,
de tu salvación. 

Señor Jesús,
tu Espíritu sigue llamando,
con esa sabiduría que tanto y tanto
nos desconcierta,
a toda clase de servidores
para sembrar vida en abundancia,
para sanar los quebrantos de tantos corazones,
para generar paz y comunión
donde los odios humanos
destrozan la belleza de la vida.

Quisiéramos salir aún más de nuestras cómodas rutinas,
abandonar los rincones cálidos donde nos refugiamos,
abrir nuestras vidas y nuestros grupos a cualquier ser humano
necesitado de luz, compañía, fraternidad…
justicia humana y abrazo de fraternidad…
a tantos y tantos humanos necesitados de procesos
de escucha,
de rehabilitación,
de encontrar sentido
en este extraño mundo que nos toca vivir. 

Señor Jesús, que estás tan presente
en nuestro interior
y en todas las personas
con las que nos encontramos en la vida,
haznos mejores testigos de la fe en ti
con nuestras presencias,
nuestras palabras,
nuestras obras.
¡Haznos más Iglesia,
haznos más eficaces,
haznos más significativos! 

Señor Jesús, haz que nos tomemos más en serio nuestra fe.
Señor Jesús, haz que nos tomemos más en serio tus mandatos.
Señor Jesús, haz que nos tomemos más en serio
la confianza que depositas en nosotros.
Señor Jesús, que caminas con nosotros
en nuestros compromisos,
haznos mejores misioneros,
que no seamos indiferentes
a las necesidades reales
de la sociedad y la cultura en la que vivimos,
que tengamos la sensibilidad y la valentía
del Buen Samaritano.

Señor Jesús,
santificados y habilitados por tu gracia,
alzamos nuestra mente y nuestro corazón
con las palabras del salmista:
¡sirvamos al Señor con alegría!
¡sirvamos a la humanidad con alegría!

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(Matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Llamando a sus doce discípulos, los envió.

El Señor nos llama. Y a cada uno por nuestro nombre. Somos pocos y tenemos una misión importante. Nos invita a construir su reino por Él y con Él. Con cada gesto que tengamos, con cada paso que demos. ¿Seremos capaces de vivir el instante, para no dejar pasar esa oportunidad de encontrarnos con Él en el servicio al hermano?

¿Seremos mansos y nos dejaremos hacer por Él para cumplir su voluntad?

Te propongo estar atentos a vivir esta semana en Su presencia y dar, dar gratis lo que recibimos gratis. Puede ayudarnos el ofrecer el día por la mañana al Señor, pedirle su compañía a lo largo de la jornada y proponernos ser vasijas de barro que cada día nos vayamos amoldando más a sus manos.

 


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