Evangelio Seglar para el Domingo 12º del Tiempo Ordinario (21 de junio de 2020)

18 de junio de 2020

LECTIO DEL DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO- CICLO A

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10,26-33

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ESPERANZA DE LA VIDA
(mujer, soltera, trabaja, médico, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical )

Este evangelio me produce una profunda paz y tranquilidad, al saber que Dios, como buen padre cuida siempre de mi, de cada uno de nosotros, de cada uno de mis pacientes. En muchos momentos, he creído que estaba en mis manos poder salvar o sanar algún enfermo, la angustia me dominaba.  Pero me pongo delante del Padre bueno, deposito en Él, mis miedos y luchas, he hecho lo que está en mis manos, ahora es tuyo Señor. Sánalo. Recóbrale la salud. Y así he visto milagros auténticos, de cómo se cumple este evangelio, de cómo no cae ningún pajarillo sin que Dios esté pendiente, no deja a ninguno de sus hij@s solos en la enfermedad, como un Padre bueno los cuida, los mima y les concede a cada uno aquello que necesita, No hay que tener miedo a nada, si nos sentimos verdaderamente HIJ@s de ese Padre que nos quiere con locura, con dulzura , con ternura, con un amor infinito sobretodo en los momentos de enfermedad, no estamos solos.

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

La palabra clave que veo en este evangelio no es "Miedo" sino “Confianza”. El miedo es una respuesta normal en todos los seres humanos ante ciertas cosas o situaciones. Solo hay que aprender a enfrentarse a ellos, a gestionarlos, porque los miedos son emociones que se adaptan y que se controlan.
Hace tiempo manifestar mis convicciones, dar testimonio de mi fe en ciertos ambientes que me eran hostiles me daba reparo porque temía el rechazo, la crítica, los comentarios. Después aprendí a decir lo que siento sabiendo no es posible gustar a todo el mundo, sin importarme la crítica. No me perturban ni me condicionan los juicios, no tienen poder de hacerme daño. El Señor es mi verdad, es la Verdad.
¿Tengo miedo a mis años?. Claro que sigo teniendo miedos.  Permitirme sentir miedo a la enfermedad no significa sucumbir en ella. Angustiarme, sentir temor por lo que no sé cómo se desarrollará es tan inútil como estéril, además de una pérdida de tiempo. La manera de enfrentarme a esos miedos es distinta. ¿Por qué? Porque tengo mi confianza puesta en el Señor y estoy tan convencida de que su providencia es infinitamente superior al poder humano, al poder de la enfermedad y a todas sus amenazas juntas. Esa confianza en Él supera los miedos, produce serenidad. Él es mi fuerza..

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor, sin duda, somos pequeños en tantos y tantos aspectos, pero tenemos aspiraciones infinitas.
Somos así: paradójicos, taimados, contradictorios.
… Señor, algo de fe aún tenemos.
Por eso te rezamos de corazón y con la mejor autenticidad que podemos mostrarte.
¡Señor, Tú lo sabes todo!
¡Tú tienes palabras de vida eterna!
Acudimos a Ti, Salvador nuestro y Salvador del mundo.

Señor, muchas veces nos sentimos sobrepasados por las circunstancias y sentimos que nos faltan las fuerzas.
Nos sentimos pusilánimes y amilanados.
Nos reconocemos como humanos, demasiado humanos y nos agarramos a nuestras pequeñas seguridades.
Nos sentimos medrosos y asustados.
Y estamos viviendo situaciones complicadas, en todos los niveles de nuestra vida personal y social, que no siempre sabemos comprender ni atisbamos a saber lo que puede pasar a corto y medio plazo.
Nos sentimos con ganas de optar por el “sálvese quien pueda”, acobardados.
¡Señor, lo sabes! ¡Apiádate de nosotros!

Por la Biblia, por la Historia de la Iglesia, por nuestra experiencia humana y eclesial, sabemos que muchos creyentes han vivido – y viven – situaciones límite apoyados únicamente en la fe: la fe en Ti, el Resucitado, el Hijo del Dios de la Vida que acompaña a toda creación, a toda la humanidad y al Pueblo de Dios a lo largo de toda la Historia de la Salvación.
¡Y nosotros somos, tantas veces, egoístas, infantiles, envidiosos!
… Señor, algo de esperanza tenemos.
… Señor, algo de lucidez cristina aún persiste en nosotros.
… Señor, acudimos a Ti con nuestras mejores palabras.

Como un inmerecido don, nos hemos encontrado con la Iglesia, con creyentes auténticos, con hombres y mujeres de esperanza activa que nos ayudan en el sentido, el significado y la sensibilidad para dar testimonio de tu presencia como el Señor de la Vida a nuestros contemporáneos.
¡Susténtanos, para que nos inspiremos en los mejores cristianos!

Señor, sin Ti, somos casi nada.
Señor, sin Ti, sin tu presencia, nos hundimos.
Señor, sin Ti, nos perdemos lo mejor de la vida.

Señor, sin duda, somos pequeños, pero tenemos aspiraciones infinitas: están sembradas desde el inicio de nuestro dar tumbos por el mundo, por la vida y por la Iglesia.

Señor, Te rezamos. Es de lo mejor que podemos hacer.
Señor, Te imploramos. Tu respuesta es lo mejor que nos puede pasar.
Señor, nos ponemos en tus manos.
¿Quién ha quedado defraudado por acudir así, humanos, tan humanos, a Ti?

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, ambos trabajan 5 hijos, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

“No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.”
Cuando alumbres la realidad con justicia y verdad, cuando seas coherente, cuando no te dejes llevar, te mantengas despierto y por ello te enfrentes a los intereses de alguno de los “poderosos” de este mundo, lo más probable es que como respuesta traten de quitarte de en medio, de perjudicarte de diversas formas. En esas ocasiones, ten muy muy presente que sólo Dios tiene poder sobre ti, siéntelo bien dentro de ti y proclámalo Señor de tu vida. Agradece tenerle en el centro de tu vida. Pídele que siga llevando el timón de tu barco. Pide también por el alma de esos que tratan de matar tu cuerpo, para que dejen de venderla al diablo con tal de aferrarse a su poder a cualquier precio, para que no se pierdan, porque si siguen apegados a ese poder, que está asentado sobre arena y lógicamente no procede de Dios, acabarán mal. Pide que se dejen abrazar por Él porque para Dios nada hay imposible.