PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Marcos 1,12-15
Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
NOTAS BÍBLICAS
El evangelio del Domingo 1º de Cuaresma siempre narra las tentaciones sufridas por Jesús. Cada ciclo litúrgico narra un evangelista diferente: en el ciclo A narra Mateo, en el presente ciclo -el B- narra Marcos y en el último -el C- narra Lucas; que son justamente los tres evangelistas que narran las tentaciones de Jesús (el evangelio de San Juan no lo hace).
Mientras Mateo y Lucas se extiende y cuentan tres tentaciones hechas a Jesús, Marcos es muy breve y no especifica ninguna tentación, ni siquiera nos dice si Jesús venció la tentación o no, pero la indicación de que los ángeles le sirven indica que Jesús está del lado de Dios y, por tanto, vence la tentación a la que le induce Satanás. Dice en los versículos 12 y 13:
«(12) Y, de inmediato, el Espíritu le empuja [a Jesús] al desierto, (13) y estuvo en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás. Y estaba con las fieras, y los ángeles le servían».
Esta escena ocurre inmediatamente después que su bautismo, igual que en los otros evangelios. Está en el desierto durante cuarenta días, como lo estuvo Israel durante cuarenta años: es un número simbólico. El desierto es el lugar donde se experimenta la propia fragilidad, porque no hay asideros, y donde la fe puede purificarse, porque aprende a asirse solo en Dios.
Estaba con las fieras, sin que éstas le hagan daño, como ocurría en el paraíso antes del primer pecado.
Es el Espíritu, que se hizo presente en la anterior escena del bautismo, el que le conduce al desierto para vivir la experiencia que tuvo el pueblo de Dios antes de llegar a la tierra prometida, pero al contrario que Israel, que sucumbió a las tentaciones, Jesús se mantiene fiel.
Los versículos 14 y 15 cambian de tema y nos presenta a Jesús anunciando la cercanía del Reino de Dios e instando a la conversión y a la fe en su anuncio.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE EL TRABAJO CON NIÑOS
(Mujer, soltera, pertenece a comunidad eclesial y movimiento seglar)
Acercar el evangelio a los más pequeños es un lujo, pues me ayuda a reflexionar desde lo sencillo y ahondar en el texto evangélico.
Lo primero que me lleva a hacer es ponerme en la perspectiva de un niño de 3 a 10 años. ¡40 DÍAS ¡para ellos, toda una vida, pero ahí ,me doy cuenta de lo profundo de esa cifra.
El buscar un significado más entendible y basado en sus experiencias, me hace pensar en las acciones y sus consecuencias .Por ejemplo: “Si te empujan”. Es una de las acciones más comunes que un niño hace desde bien pequeño, para defenderse, salirse con la suya, mostrar su rabia… Es una provocación. ¡Cuántos conflictos se crean en el día a día, con un empujón!
Y por último, se busca siempre la “enseñanza” desde la perspectiva de Jesús. A pesar de todo lo ocurrido, como amigos de Jesús y seguidores suyos. ¿Qué debemos hacer? Jesús lo dice claro :”Convertíos y creed”. Es una de las partes más bonitas de acercarles el Evangelio. Al hacerles una pregunta personal ¿Qué necesitas cambiar para ser mejor?, voy descubriendo ese cambio en cada uno de ellos, donde sus palabras se hacen más profundas y sinceras.
Entonces, yo me pregunto :”En realidad, ¿quién enseña a quién?”.
Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a “convertirnos y creed en el Evangelio” con esa autenticidad, profundidad y lealtad que manifiestan los niños.
DESDE LA AUSTERIDAD
(Hombre, casado, cuatro hijos, pertenece a comunidad eclesial)
En este primer domingo de Cuaresma, la palabra del Señor nos invita a reflexionar sobre las tentaciones, sobre la soledad en el «desierto».
Jesús se enfrenta a Satanás durante cuarenta días, lo que volcado en nuestra vida, en nuestro día a día, nos señala que no hay fe sin prueba, no hay esperanza sin lucha.
La Cuaresma nos ofrece una disciplina de vida- en estos días de mística de exigencia- sacrificada, en disonancia con lo que nos ofrece la sociedad actual.
Oración, ayuno, limosna. Acciones centrales en este tiempo; acciones que nos exigen interioridad, disciplina, generosidad.
Y nos preguntamos el porqué de tanta prueba, de tantas negaciones, de tantos desprendimientos. La razón está en Dios mismo, en que Él se desprendió primero, se negó a si mismo el primero, fue probado el primero.
Vivamos con entrega y fe este momento vital de la Iglesia; acerquémonos a la Pasión con confianza extrema en Jesús y resucitemos con Él a la Vida que no acaba.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
SEÑOR JESÚS, NO TENDRÉ TEMOR ANTE LO QUE ME PASE EN LA VIDA
Señor Jesús, no tengo idea de adónde voy.
¡Auméntame la fe
aunque me cerquen sombras de muerte que crecen como un cáncer!
Señor Jesús, no veo el camino delante de mí.
¡Auméntame la esperanza
aunque me cerquen tinieblas de sinsentido que hielan mi sensibilidad y mi corazón!
Señor Jesús, no puedo saber con certeza dónde terminaré con mi cuerpo gastado.
¡Auméntame la comprensión
aunque me cerquen sombras de absurdo que disuelven las pocas certezas que tengo!
Señor Jesús, no me conozco realmente, soy una amalgama de contradicciones.
¡Auméntame el autoconocimiento
aunque me cerquen sombras de baja autoestima tan realistas, tan puñeteras!
Señor Jesús, aunque crea que siga tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo.
¡Auméntame la autenticidad
aunque me cerquen sombras de pecado que me devoran, idólatras!
Señor Jesús, no confío fácilmente en que cuidas de verdad de nosotros.
¡Auméntame la confianza
aunque me cerquen sombras de soberbia tan ciegas y tan estúpidas!
Señor Jesús, temo cambiar, crecer, abrirme a nuevas experiencias humanas y espirituales.
¡Auméntame la valentía interior
aunque me cerquen sombras de cobardía humana, demasiado humana!
Señor Jesús, vivo atado a mi pasado, a mis errores, a mis remordimientos.
¡Auméntame la apertura
a tu amor sobre todo amor tan universal,
tan a la medida,
tan liberador!
Señor Jesús, me cuesta tanto reconocer que las capacidades que tengo son la tarea que me encomiendas.
¡Auméntame la libertad
para dar de mí y de lo mejor de mí en la siembra del Reino de Dios!
Señor Jesús, me rindo demasiado pronto ante las dificultades.
¡Auméntame la capacidad de entrega,
la perseverancia,
la paciencia…
la sensibilidad ante los ritmos del crecimiento espiritual!
Señor Jesús, me cansa tanta y tanta insignificancia que me rodea y me presiona.
¡Auméntame la sensibilidad
ante tu presencia en cada ser humano que me encuentro en la vida!
Señor Jesús, tantas y tantas veces me resisto a la realidad.
¡Auméntame la capacidad de realismo
para intuir las posibilidades de cuidar tu Reino que ya ha empezado entre nosotros
Señor Jesús,
no tendré temor ante lo que me pase en la vida
porque sé muy claramente
que siempre estás conmigo…
siempre estás con nosotros,
los humanos, tan humanos…
tan humanitos…
y que nunca dejarás
que afrontemos solos nuestros peligros.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Mujer, viuda, tres hijos, pertenece a comunidad eclesial y movimiento seglar)
«Está cerca el reino de Dios»
Jesús me anima a separar un tiempo para estar a solas con el Dios de la vida y de la creación. Esto debo hacerlo, aún en medio de las situaciones cotidianas de faenas, apremios, tribulaciones.
Pienso en esos momentos en que la realidad nos asedia: enfermedad, desolación, disfuncionalidad familiar, aspiraciones económicas y/o de poder, fracasos en las empresas, duelos; todo lo cual que manejado inadecuadamente, llevan al quebrantamiento emocional. Jesús se abandonó a la misericordia y el amor del Padre.
Así quiero en este tiempo, por medio de la oración, reconocer mi fragilidad, también descubrir mis dones y que sea el Espíritu Santo mi guía en la meta de establecer un propósito de vida. Hacer un alto en el camino, para encontrar mi esencia y volver nuevamente la mirada a mi entorno, a mi prójimo; con la certeza del amor de Dios iluminando mi caminar. Esa es la conversión que a su vez me mueve a encontrar mecanismos para sanar las heridas, abrir mi corazón al perdón y al restablecimiento de mis relaciones interpersonales.
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