PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28b-36
Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA ENFERMEDAD
(matrimonio, 50 años casados, él enfermo, ella le cuida, pertenecen a comunidad parroquial)
El Evangelio de este 2º Domingo de Cuaresma, nos invita a una reflexión muy difícil de digerir. En primer lugar quiero decir que yo también quiero ser Pedro, pero la realidad de la vida es el día a día, con todos sus obstáculos, difícil muchas veces de llevar, pero leyendo este Evangelio, me he fijado en algo muy importante para mi. Somos muy dados a hablar y mucho, pero poco a escuchar.
Dios nos dice muy claro que a su Hijo hay que escucharlo, también pedirle y hablarle (faltaría más). Desde mi experiencia he aprendido a escucharlo en un beso, un abrazo, un “te quiero”, un ¿cómo estás?, una llamada de teléfono en el momento más oportuno, en la música y en tantos otros pequeños detalles que por medio de ellos , Dios me habla y me hace recapacitar y pararme a decirle: “Señor, gracias porque por medio de los demás sé que me hablas y estás ahí”. Feliz Domingo..
DESDE EL TRABAJO
(hombre, casado, dos hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento eclesial)
Una de las cosas que más le fastidia a los sindicalistas es cuando después de haber hecho una ardua gestión para que un trabajador (que no está afiliado al sindicato) se vea recompensado o salvado, este siga afiliado a su anterior sindicato y no cambie la afiliación al nuevo que tanto le resolvió. Muchos me lo han advertido como la parte más frustrante de esta labor.
¿Quién no se ha cansado alguna vez de la humanidad que nos rodea? ¿Quién no ha tenido ganas de abandonarla, aunque sea un ratito, al menos para coger aire?
Tengo un amigo que cuando estamos en un instante espléndido (un rato de piscina, el final de una buena comilona, etc) siempre dice «hagamos tres tiendas». ¿Quien no congelaría momentos de su vida para saborearlos por toda la eternidad? ¿Quién no ha hecho de tripas corazón para regresar a un mundo sordo al Evangelio?
Y esta sucesión de hastío, de luz, de entrega, de dolor, se van sucediendo en un eterno bucle espiritual. En estos años que pasamos en esta tierra, que parecen muchos, pero que en realidad son muy pocos para cambiar el corazón, son el tiempo que pasa mientras subimos asfixiados a la montaña, vemos la luz del hijo escogido, bajamos a nuestro particular Jerusalén, y en su dolorosa humanidad, nos da pereza y miedo volver a subir.
Da igual dónde te encuentres en este momento. Subiendo o arriba, bajando o abajo. Lo fundamental es no pararte, sabiendo que el paisaje siempre cambia si caminas. Y que cansados, algún día, más pronto de lo que intentamos ignorar, podremos poner definitivamente nuestra tienda con Jesús para descansar por toda la eternidad.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento eclesial)
P¡Gracias, Dios Padre, porque nos amas y disipas nuestros temores!
¡Gracias porque nos revelas tu Reino de Salvación
y nos proteges cada día con tu Presencia divina!
Tú, Señor, te manifiestas cuando quieres y como quieres
y te transfiguras ante nuestra presencia mostrándonos tu divinidad.
¡Gracias, Señor, porque Tú nos propones escucharte y seguirte!
Te pedimos que Tú nos ayudes a ser fieles discípulos tuyos
capaces de cumplir Tu Voluntad, con valentía y alegría,
ante las diversas circunstancias de nuestra vida diaria.
Haz Tú Señor, que tu Amor y tu Ternura, nos transfiguren
para ser un reflejo tuyo en medio de nuestro mundo.
¡Gracias por ayudarnos a confirmar nuestra fe en Ti, Señor!
¡Gracias porque Tú, Señor Dios nuestro, nos invitas cada día
a trabajar en la construcción de tu Reino en el mundo!
Perdónanos, Padre Bueno y Misericordioso,
por todas las veces que no entendemos tu Mensaje de Vida.
Te pedimos, Dios Padre nuestro, que sepamos verte
y reconocerte a través de la oración, la Eucaristía,
y las personas no huyen de la misión que Tú les encomiendas.
Te pedimos, Señor Dios nuestro, que no nos dejes caer en la tentación
de contemplarte sin actuar en medio de nuestro mundo para mejorarlo.
¡Te damos Gracias, porque nos eliges como instrumentos tuyos
para transmitir tu Plan de Salvación y el Evangelio a todas las personas. Amén.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
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ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, cinco hijos, trabajan ambos, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Para actuar desde el Evangelio de esta semana, se nos invita a…
Subir, pero a una montaña que no está fuera de nosotros, sino en nuestro interior. Es ese lugar en el que puedo encontrarme con Dios y dejarme cambiar, transformar por Él.
Orar, orar, orar…
Solo así podré, resplandecer. Estoy llamado, como Jesús, a dejar pasar la Luz de Dios y que esta se vea reflejada en mi forma de actuar, de mirar, de hablar, de reir, de escuchar, de estar….
Solo así podré liberarme del acomodo en el que vivo, que me lleva a necesidades e ideales que me van asfixiando y no me dejan acceder a la verdadera vida. Esa de la que no quiero salir cuando la alcanzo… Esa que me lleva a decir “qué bueno es que estamos aquí”. Porque el verdadero bienestar lo logramos en un lugar muy distinto al que nos marca el mundo en el que vivimos y de una forma bien diferente.
Escuchemos al Hijo amado, a través de la Palabra, a través del hermano…. Abramos un espacio importante en nuestro día para esa escucha…
Escuchar, escuchar, escuchar….