Evangelio Seglar para el Domingo 2º del Tiempo Ordinario – 19-01-2025

18 de enero de 2025

PRIMER PASO: LECTIO

¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Juan 2, 1-11

En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos.
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.»
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

NOTAS BÍBLICAS

Jesús realiza siete «signos» (número de plenitud) en el evangelio de Juan para «hacer crecer la fe de sus discípulos». El de Caná es el primero.

La relación de Dios con su pueblo es simbolizada en los profetas del Antiguo Testamento con la imagen de unas bodas. Aquí la de Jesús (en el capítulo siguiente Juan Bautista se refiere a él como el esposo) con el pueblo. Este signo es relacionado por Jesús con su «hora», que es su pasión salvadora. En ambos momentos está presente María, y en ambas ocasiones Jesús la llama «mujer» en vez de madre. Ella es figura de todo judío, de todo creyente, que espera en Dios la salvación y la reconoce en Jesús.
El pueblo judío de las purificaciones (para el que están las seis tinajas -número de algo incompleto-) no tiene vino (ni siquiera agua: están vacías). Jesús colma al pueblo.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL TRABAJO
(Mujer, casada, madre de 2 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Nos encontramos con el primer milagro de Jesús desde que comienza su vida pública y al igual que nos pasa a cada uno de nosotros en nuestro trabajo y en nuestro día a día toca ponerse manos a la obra.

En este caso Jesús se encuentra con un problema. Un problema que puede llevar a un momento de alegría y celebración, como es una boda, momentos de aburrimiento y rechazo por no quedar un elemento tan importante como es el vino en este tipo de celebraciones.

No se lo piensa dos veces y pide el agua que después se transformará en el mejor vino que esos invitados han probado, por lo tanto Jesús con su milagro hace que no se acabe la alegría, que siga la fiesta, que se siga celebrando….

¿Cuántas veces no nos pasa en nuestro trabajo que se nos acaba el «vino»? ¿Cuántas veces en días de agobios o de problemas perdemos la ilusión y la alegría en nuestro trabajo y se convierte solo en una fuente de sustento?

Hoy el mensaje de Jesús es claro. Él es el que puede seguir convirtiendo el agua en vino en nuestros días más oscuros. Como seglares vivimos en una vida que con su ritmo muchas veces nos va atropellando, donde podemos llegar a perder la alegría, la chispa, precisamente por no tener tiempo de disfrutar de ella.

Yo tengo la suerte de tener uno de los trabajos más bonitos del mundo porque día a día lo paso dirigiendo un colegio, con los más inocentes y los preferidos de Jesús. Por lo que en el día de hoy aprovecho para pedirle a Jesús que no deje que pierda esa alegría en mi trabajo, que lo viva como una de las misiones más importante que tengo en mi vida seglar, y que en aquellos días que se me acabe el «vino» sea capaz de dirigirme a él ofrecerle mi agua, cuanto soy, y me la vuelva a convertir en aquello que haga que la fiesta no termine y que la alegría siga brillando en cada día que trabaje.

DESDE LA ESPERANZA
(Hombre, casado, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Comenzamos el tiempo ordinario del Jubileo de la Esperanza observando muchas situaciones donde, no les queda vino.

En lo personal; enfermedades, fracasos, conflictos, divorcios. En lo social; paro, inflación, polarización, guerras, dictaduras, injusticias. Complicado mantener una actitud esperanzada ante tal panorama. Una tentación que siempre está ahí es, no ver. Mirar para otro lado. Distraernos con el fútbol o el culebrón. Todo lo contrario a María. Se da cuenta de lo que ocurre e inmediatamente acude a Jesús sin ordenar ni atosigar, solo planteándole lo que ocurre. Y, a pesar de la respuesta de éste, manteniéndose con la seguridad de que actuará; Haced lo que os diga.

Como nos señala la Madre; Jesús, el vino bueno que supera el antiguo de las purificaciones externas (tinajas de agua) es nuestra esperanza. Decir Jubileo de la Esperanza podría equivaler a decir; Jubileo de Jesús.

Planteémonos pues, con seriedad, cómo poner el vino bueno en esa enfermedad, en ese conflicto, en esa tristeza, en ese ambiente social que nos rodea y que, falto de esperanza, busca la ebriedad fácil de los vinos peores.

TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

PARECEMOS PULPOS ESTRESADOS.

Señor Jesús, estamos a muchas cosas:
parecemos pulpos estresados
en los que la religiosidad
es algo más dentro de sus atareadas vidas.
Vivimos no sólo fragmentados,
sino que muchas veces, despedazados:
cabeza, corazón y manos
tienden a ir a su aire…
sentimos que nos están robando la atención,
la sensibilidad,
lo esencial de seres humanos.
Pero parecería que nos hemos acostumbrado
a que nos pase lo que nos pasa…
Parecería que nos hemos acostumbrado a aceptar
que vivir es estar casi a la carrera todo el día…
pendientes de reclamos externos,
de los partes meteorológicos,
de las pantallas multitareas de nuestros artefactos tecnológicos…
Parecería que nos hemos acostumbrado a que vivir
sea ir tirando,
sea poner parches,
autojustificándonos,
sea aceptando que nuestros supuestos límites
nos definen y nos marcan límites inexpugnables.

Señor Jesús, parece que nos hemos acostumbrado
a que la Iglesia es una especie de refugio mágico,
fuera de los dinamismos de la humana humanidad,
donde por, mecanismos nada claros,
hemos tenido la suerte de cobijarnos,
recubiertos de ritos,
de doctrinas,
de lustrosas jerarquías
de lustrosas medallas,
en lustrosas fotos.

Señor Jesús, nos hemos acostumbrado a vivir
soportando la realidad,
soportando nuestra realidad
en una especie de zona de zona de inconfort soportable.

Señor Jesús: nos falta el vino,
nos falta el Espíritu,
nos faltas Tú,
tu vertebración,
tu cimentación,
tu tronco donde injertarnos…
la savia de tu audacia.

Señor Jesús,
a veces tenemos atisbos tuyos
en los destellos de verdad,
de bien,
de belleza,
de justicia que los mejores de la humanidad
siembran, palpitantes,
en su cuidar y fomentar
la humana humanidad sufriente que compartimos…
destellos en la vida de la Iglesia,
destellos en los sacramentos,
destellos en la lectura sosegada de la Palabra.

Señor Jesús,
estamos a muchas cosas…
y nos olvidamos de repartir vida,
de repartirnos para que todos tengan vida,
de alimentar y cooperar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad
en que todos tengan vida y vida en abundancia.
Nos olvidamos que nuestro camino es un camino de pasión,
de olvido de sí,
de mirada constante de misericordia.
Tantas veces nos sentimos verdaderos maestros en esquivar compromisos…
pero sabemos muy bien
que la ley del amor implica
confiar sin reservas,
ir más allá de los criterios razonables de supervivencia,
confiar en que todo al final,
acabará bien, muy bien, inconmensurablemente bien.

Sabemos muy bien que sin riesgo no hay amor,
ni oración,
ni Reino de Dios.
Ni posible fiesta de la vida
sin la audacia
de afrontar nuestra necesaria purificación
de todo lo que no ayuda a centrarnos en lo que realmente importa,
tu presencia,
tu reino,
tu justicia,
tu santidad.

Señor Jesús,
estamos aún poco arraigados en ti.
Señor Jesús,
somos aún poco audaces
en ti,
por ti,
para ti.

Señor Jesús.
Reconstrúyenos.
Libéranos.
Impúlsanos.
Oriéntanos.
Aliméntanos.
Danos de tu vino.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO

¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, casado, un hijo, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

HACED

Es bueno que, cada semana, esta publicación del Evangelio Seglar nos recuerde que todo encuentro con la Palabra tiene que conllevar una «ACTIO».  De no ser así, podríamos cuestionar si dicha Palabra solo está siendo un barniz, y no permea nuestras vidas, si todo es puro «espiritualismo» de ese que es criticado por muchas personas en nuestro mundo.

Pues bien, si el Evangelio nos lanza a la vida… en el de hoy deja bastante claro a qué nos lanza: A HACER LO QUE ÉL NOS DIGA. Maravillosa síntesis de la misión cristiana de parte de nuestra «maestra y formadora», como le gustaba decir a San Antonio María Claret.

«¿Pero en qué se concreta?», podremos preguntar.

Eso es tarea cotidiana.  Discernir la llamada de Dios, las mociones que pone en nuestro corazón, las señales e inspiraciones que nos regala para indicarnos en cada momento qué hacer. Quizá esa sea una buena -y necesaria- acción esta semana: sacar hueco para preguntarnos en oración, qué quiere Jesús que hagamos en estos momentos concretos de nuestra existencia. En medio de nuestros quehaceres, compromisos, realidades.

La respuesta es única para cada uno/a. Aunque, parece que también tiene ingredientes comunes: servir a los que viven sin «el vino de la alegría», ser portadores de «buenas noticias», ser colaboradores en la fiesta de la vida para aquellos que con más escasez viven.

En cualquier caso… claro está: HAZ LO QUE ÉL TE DIGA. Feliz acción.

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